La morcilla es uno de los embutidos más típicos de España. Y de los preferidos por muchas personas, ya sea en su variante de arroz, más típica de zonas como Burgos, entre otras, o la de cebolla, que quizás reina más en el sur de España. Además, no solo se puede comer tal cual, sino que es toda una delicia cuando se hace a la brasa en la barbacoa, o se fríe, incluso se podría usar para croquetas o como relleno de pimientos.
Si has intentado freír morcilla y se ha roto en pedazos, aquí tienes las claves para que no suceda eso, y algunos otros consejos y consideraciones sobre este producto. ¡Y así podrás «irte a freír morcilla»! (pero en el buen sentido)
7Con piel y entera
Si vas a hacer gran cantidad de morcilla frita, entonces puedes freírla entera, con piel y todo, y así evitas que se deshaga durante el proceso. No obstante, esta no es la mejor opción si quieres que se quede crujiente y bien hecha.
Lo mejor es cortarla en rodajas para la fritura, y que no sean demasiado gruesas, pero tampoco muy finas como para que se rompan.