La morcilla es uno de los embutidos más típicos de España. Y de los preferidos por muchas personas, ya sea en su variante de arroz, más típica de zonas como Burgos, entre otras, o la de cebolla, que quizás reina más en el sur de España. Además, no solo se puede comer tal cual, sino que es toda una delicia cuando se hace a la brasa en la barbacoa, o se fríe, incluso se podría usar para croquetas o como relleno de pimientos.
Si has intentado freír morcilla y se ha roto en pedazos, aquí tienes las claves para que no suceda eso, y algunos otros consejos y consideraciones sobre este producto. ¡Y así podrás «irte a freír morcilla»! (pero en el buen sentido)
5La calidad de la morcilla es fundamental
La calidad del embutido, en este caso de la morcilla, es fundamental para la fritura. De ella no solo dependerá el sabor y la textura, además de las propiedades. También la consistencia.
Por tanto, una morcilla de buena calidad se va a deshacer menos que una de mala calidad. Las morcillas de buena calidad no suelen romperse al freírse.