Uno de los gestos más habituales en las cocinas de todas las casas es el de freír unas patatas o unas croquetas y al terminar, guardar el aceite de la sartén en la típica aceitera con filtro, para poder reutilizarlo otro día. ¿Te suena? Esta costumbre tan común puede conllevar algunos riesgos, ya que es fácil perder la cuenta de las veces que se vuelve a usar el aceite, calentándolo una y otra vez para diferentes preparaciones.
Lo ideal, evidentemente, sería utilizar aceite nuevo cada vez que freímos algo, pero esta opción se nos antoja bastante utópica e irreal, más teniendo en cuenta el elevado precio del aceite de oliva, que es el que solemos emplear.
3OTROS COMPUESTOS TÓXICOS
Además, con los sucesivos recalentados del aceite pueden formarse otras sustancias, como aminas heterocíclicas o hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), que también se generan con las temperaturas altas y pueden provocar daños en la salud. También se vinculan con el desarrollo de diversos tipos de cáncer.
¿Significa que esto que debemos dejar de comer esas patatas fritas que tanto nos gustan? No, solamente hay que procurar no tostar o freír en exceso los alimentos y no reutilizar en exceso el aceite.