La era de José María Álvarez-Pallete al frente de Telefónica va camino de cumplir seis años, período en el que el precio de las acciones de la teleco han descendido de manera considerable. La reducción de la deuda o la dura competencia del sector y la posibilidad de una mayor concentración del mercado son algunos de los principales retos a los que se enfrenta el directivo para recuperar el valor de mercado de la compañía, que de momento cuenta con el optimismo de los analistas para el próximo año.
Recuperar el precio de la acción a niveles de 2016 es uno de los principales objetivos que tiene la compañía de telecomunicaciones. Desde que Pallete tomara las riendas de Telefónica el 8 de abril de dicho año, los títulos de la empresa han perdido cerca del 60% de su valor en el selectivo español, pasando de los 9,4 euros a los 3,8 euros con los que cierra el 2021. Un período en el que la firma española ha perdido 22.000 millones de valor de mercado por el camino, siendo el 2020 un año para olvidar con un descenso de sus títulos del 42%.
Pero este año de transición pandémica el desempeño bursátil de la teleco ha sido significativamente positivo. La cotizada cierra el curso con una revalorización cercana al 25%, lo que supone que ha sido el mejor año de Telefónica en Bolsa desde 2009. Es por ello que hay optimismo dentro la alta dirección de la teleco o al menos esa imagen quieren transmitir a los pequeños inversores con el movimiento realizado por muchos consejeros y directivos respecto al último dividendo repartido del año.
POTENCIAL PARA 2022
Y es que la mayoría ha optado por percibir el dividendo en acciones, incluído Álvarez Pallete, según ha hecho constar la empresa a la Comisión Nacional del Mercado de Valores este jueves. El consejero delegado de la compañía de telefonía ha optado por no cobrar en efectivo esta retribución y sí hacerlo mediante la adquisición de 73.198 nuevas acciones. Del mismo modo han actuado otros nueve consejeros, incluido Isidro Fainé, vicepresidente del consejo y consejero en representación de CriteriaCaixa. Se trata de un movimiento con el que pretenden inspirar confianza a los inversores sobre la fortaleza y el potencial de los títulos de la compañía.
Visión que comparte el consenso de mercado recogido por Bloomberg, que otorga un precio objetivo a Telefónica de 4,53 euros por acción, es decir, un potencial de crecimiento superior al 15% para los próximos meses. De los 35 expertos que analizan a la teleco, 15 aconsejan comprar sus acciones, 15 recomiendan mantenerlas y los cinco restantes optan por venderlas. Más optimista es Morningstar respecto al precio objetivo de sus títulos, situándolos en los 4,9 euros.
Entre los motivos, se encuentra el hecho de que Telefónica ya no tenga que proporcionar el acceso mayorista a su red en el 70% del país, tal y como aprobó la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia el pasado 15 de octubre. «Creemos que esto dará como resultado una estabilidad a largo plazo para las bases de clientes convergentes y de fibra de Telefónica, algo muy necesario dado el ferozmente competitivo mercado móvil español», destacó Morningstar.
LA REDUCCIÓN DE LA DEUDA NO LEVANTA LA ACCIÓN
Del mismo modo ocurre con la deuda de la compañía, que tras realizar diversos ajustes y ventas de activos e infraestructuras ha logrado reducir prácticamente a la mitad desde el 2016. En este sentido, Mornigstar destaca la venta de las operaciones de El Salvador por 144 millones de dólares, los recortes de precios en Alemania o la venta de las operaciones de Costa Rica. Cabe destacar también el cierre de la ‘joint-venture’ entre O2 y Virgin Media en Reino Unido o la venta de las torres de Telxius a American Towter por 7.700 millones de euros. A través de estas y otras operaciones José María Álvarez-Pallete ha logrado reducir la deuda financiera neta desde los 55.200 millones de euros en los que se situaba en 2016 hasta los 25.000 millones de euros actuales.
Un plan estratégico en el que también entran los tres ajustes de plantilla realizados por la empresa en este período. El último plan de bajas incentivadas que Telefónica acaba de firmar con los sindicatos supone la prejubilación de 2.700 empleados y un coste para la teleco de 1.500 millones de euros. Es un precio elevado, pero con el que la compañía pretende ahorrar 230 millones de euros anuales a partir de 2023. A través de este recorte, la plantilla quedará reducida a 15.500 empleados, desde los 33.440 empleados que conformaban la empresa cuando José María Álvarez-Pallete se puso al frente. Aún así, Pallete es optimista respecto a la deuda financiera neta y así lo explicó recientemente en una entrevista para El Mundo, donde aseguró que no entra en sus planes vender parte de la red de fibra para pagar la deuda porque ya está estabilizada, así como que tampoco ve un riesgo alto de refinanciación.
Sin embargo, a pesar de este descenso continuado de la deuda, el precio de la acción de la cotizada no ha logrado repuntar hasta la zona psicológica de los 4 euros y todavía se sitúa lejos de los 5,5 euros con los que cerró 2019 (año prepandemia). Tampoco ha mostrado mejora en los días posteriores al anuncio del plan de bajas voluntarias, sufriendo correcciones en torno al 2% para cerrar el año, quizá por el elevado gasto que asumirá la empresa y que afectará a las cuentas del último trimestre del año.
MERCADO ATOMIZADO
Un precio de la acción que para el presidente ejecutivo de Telefónica es anormalmente bajo, por lo que se reafirmó la idea de afrontar el problema de esa pérdida de valor en Bolsa. En este sentido, destacó que para atajar las dificultades están siguiendo las cinco medidas raíz que desde 2019 fijaron para sus cuatro mercados, que consisten en la desinversión en América Latina, el impulso a Telefónica Tech e Infra, y alcanzar la eficiencia operativa. Siguiendo esta estrategia, el directivo de Telefónica espera que los beneficios por acción de la teleco crezcan.
Y otro de los frentes a los que tendrá que hacer frente Telefónica es la dura competencia dentro del sector de las operadoras móviles. La guerra de precios en el mercado español ha hecho menguar las cifras de clientes de la compañía presidida por Álvarez-Pallete, pasando de tener un total de 6.030.000 de clientes de banda ancha en septiembre de 2020 a perder 156.700 usuarios por el camino un año después (según los últimos resultados publicados), y3.775.500 abonados en el negocio de televisión, lo que supone 228.500 menos que hace un año. Negocio que ha logrado salvar gracias a conseguir los derechos de emisión de LaLiga para las próximas cinco temporadas, aunque teniendo que compartirlos con la plataforma Dazn.
Y la situación se repite en las otras grandes operadoras como Orange y Vodafone que, junto con Telefónica, están sufriendo las consecuencias de un mercado cada vez más atomizado, donde las compañías low-cost como Más Móvil y la rumana Digi están siendo las más beneficiadas a la hora de engordar su cartera de clientes. Razón por la cual la imagen de una mayor concentración sectorial a través de fusiones ya recorre tanto el mercado español como el europeo y a la que Telefónica tendrá que adaptarse.