sábado, 23 noviembre 2024

El acuerdo imposible en la UE: el debate nuclear atiza la crisis energética

En materia energética, en la Unión Europea no hay nada de unión y hay poco de europea. Realmente es habitual que los países que la componen choquen entre sí en muchos ámbitos, pero en el tema energético, un asunto tan sumamente importante en el contexto actual, cada uno va a lo suyo, y el punto de encuentro parece imposible de alcanzar. Todos los estados miembro manifiestan su conformidad con la descarbonización de Europa, pero no en la forma de conseguirla. Algunos países proponen meter la energía nuclear y hasta el gas natural en el saco de las energías verdes, otros dicen que el gas, ni hablar, y otros que la nuclear tampoco.

El mayor debate se centra en la energía nuclear, ya que lo de incluir el gas entre las energías no contaminantes socavaría la credibilidad de la estrategia europea y chocaría frontalmente con la agresiva política verde sobre los derechos de CO2, que gravan esta última fuente de energía, precisamente por lo que contamina.

Entre los estados que dicen que la energía nuclear no se puede incluir en la taxonomía verde de la UE están Alemania, España, Austria, Portugal y Bélgica, por ejemplo. De la otra parte, países como Francia, Polonia, República Checa y Finlandia y aunque ya fuera de la UE, también Reino Unido, están a favor de esta tecnología que no emite CO2, pero que tiene en la gestión de los residuos radiactivos y las posibles fugas por accidentes su principal peligro.

¿Se impondrá la razón y la lógica o ganará la corriente liderada por Alemania? A estas alturas parece evidente que no se pueden alcanzar los objetivos medioambientales previstos para 2030 sin el apoyo fundamental de la energía nuclear. Así lo han explicado muchos expertos e incluso la ONU lo ha solicitado y ha dado su visto bueno.

«Podemos culpar a la pandemia, al gas y a mil cosas, pero la realidad es que no hemos hecho todo lo posible para ser más independientes energéticamente»

Finlandia, que tiene en la actualidad cuatro reactores nucleares operativos, encenderá el próximo año una central nueva: Olkiluoto 3, con el fin de ampliar la generación que llevó a esta energía a suministrar en 2020 el 34% de la electricidad consumida en el país nórdico. Por su parte, Francia proyecta fabricar minireactores nucleares de última generación para ampliar su capacidad de generación eléctrica con esta energía, al igual que piensa hacer Reino Unido.

Sin embargo, la todopoderosa Alemania, el país que más pinta en la UE, sigue indefectiblemente su avance hacia el apagón nuclear y Bélgica hará lo propio con el horizonte puesto en que en 2025 sus siete reactores nucleares ya sean historia. Esta política antinuclear que dio muchos votos a sus dirigentes, hará que estos países dependan mucho más del gas y, que por eso, haya voces en Europa que quieran incluir el gas entre las energías limpias, aunque muchos se sonrojen ante tamaña contradicción.

SANTIAGO CARBÓ DEFIENDE LA ENERGÍA NUCLEAR

Uno de los expertos que defiende la energía nuclear es el catedrático de Fundamentos del Análisis Económico de la Universidad de Granada, Director de Estudios Financieros de la Fundación FUNCAS y consultor del Banco Mundial, Santiago Carbó, comentaba recientemente a preguntas de Foro Nuclear que «España igual se arrepiente un día de no tener más centrales nucleares, porque es una de las fuentes de energía más baratas».

«No haber apostado por la energía nuclear ha sido un error estratégico y de fondo. Dependemos de las fuentes de energía que no tenemos. La energía nuclear nos haría menos dependientes del exterior», asegura Carbó. «Al no existir una estrategia energética», añade «hemos llegado a un momento de gran dependencia del exterior que, además, encarece en momentos puntuales enormemente la electricidad. Esa es nuestra gran debilidad. Podemos culpar a la pandemia, al gas y a mil cosas, pero la realidad es que no hemos hecho todo lo posible para ser más independientes energéticamente hablando».

Carbó se muestra crítico con las políticas energéticas de los diferentes gobiernos que ha tenido España en las últimas décadas y asegura que, «políticamente es un tema muy controvertido y siempre va a haber partidos políticos muy contrarios. Además, los partidos políticos que son favorables o más neutros quizá no tengan la beligerancia de los partidos políticos contrarios o pueden tener miedo a perder votos por apoyar esta tecnología. Defender la energía nuclear, como defender a los bancos, podría decirse que no es ‘guay’».

LA ELECTRICIDAD BARATA ASEGURA LA COMPETITIVIDAD

España necesita seguridad de suministro y que la electricidad sea barata o, por lo menos, que no sea más cara que la de los países con los que competimos. «Tener energía eléctrica a un precio razonable es crítico porque la necesitamos todos (ciudadanos, pequeños comercios, grandes empresas…) Es algo que afecta a todo el mundo porque todos hacemos uso de la energía», afirma Carbó, recordando que «no se ha hecho una apuesta para contar hoy en día con una energía barata».

Mientras que desde hace ya varios años se viene informando de las bondades de las energías renovables tanto por el precio como por sus beneficios para el medio ambiente, con la energía nuclear se ha sido especialmente duro desde España y se sigue siendo, aún a costa de ser totalmente dependientes del gas exterior, y a costa del bolsillo del consumidor y de las empresas.

Los planes del Gobierno de Pedro Sánchez no han cambiado desde el anuncio del Plan Nacional Integral de energía y clima 2021-2030 (PNIEC), en abril de 2020, el cual recoge el cierre ordenado y escalonado de los siete reactores nucleares que permanecen activos en el territorio.

Sin embargo, el catedrático de Fundamentos del Análisis Económico de la Universidad de Granada tiene claro que en la actualidad la gente está más informada por la crisis energética que asola Europa y existe mucha información sobre lo que cuesta y lo que contamina cada tipo de energía: «la energía nuclear tiene muchas ventajas y eso hay que recordarlo haciendo pedagogía. En estos momentos de mayor apoyo de la comunidad internacional a la energía nuclear por su papel contra el cambio climático creo que sí hay una mejor percepción pública de la energía nuclear», concluye el experto.


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