El agua es un bien fundamental para nuestras vidas. A pesar de que la Tierra está compuesta mayoritariamente por agua (concretamente un 75%), se trata de un bien escaso, y muy codiciado. El agua es necesaria en todos los sentidos, tanto para el consumo como para la industria. Se trata de un producto imprescindible en nuestras vidas. Esto hace que se convierta en uno de los bienes más demandados.
La inversión no tiene limites, y, por tanto, ofrece un abanico con grandes oportunidades. Una de ellas es el agua. Y es que, este bien, también es una de las mejores formas de diversificar tu cartera, y una apuesta con una amplia rentabilidad de cara al futuro. Tanto es así, que muchos analistas y expertos la consideran el oro del siglo XXI.
BIEN ESCASO Y CON GRAN DEMANDA
La rentabilidad del agua reside en su escasez. Es decir, se trata de uno de los bienes más demandados del mundo. La sociedad necesita este producto para la supervivencia, y aunque ahora mismo, acceder a ella es sencillo, prevén que para 2050 la demanda del agua aumente en un 30%. Y aunque, hoy por hoy no lo vemos como un problema, en un futuro no muy lejano, sí lo puede ser. Los científicos afirman que la población mundial podría crecer en 2.000 millones de personas durante los próximos 30 años. Si el agua ya es un bien escaso, y muy demandado, lo será aún más con un aumento exponencial de la población mundial.
Por otro lado, las sequías, poco a poco, son más constantes. El cambio climático es un escollo para el agua, y eso lo convierte en un bien aun más escaso. A pesar de que el clima juega en contra del agua, no lo hace para los inversores de este bien.
EL AGUA ES UNA DE LAS INVERSIONES QUE OFRECEN MAYOR SEGURIDAD Y GRAN RENTABILIDAD DE CARA AL FUTURO
Es decir, todos los factores anteriormente citados, han puesto al agua en el punto de mira de varios inversores. Se trata de una inversión a largo plazo, pero con unas previsiones muy altas. Esa escasez, y la enorme demanda que tiene (y que a buen recaudo aumentará), provocará que el precio del agua suba con el paso del tiempo.
¿CÓMO INVERTIR EN AGUA?
A diferencia del petróleo o el oro, no se puede invertir directamente sobre el agua. Pero sí existen distintas formas de entrar en este mercado. La más común es a través de las acciones de empresas dedicadas al agua, en cualquiera de sus formas. Es decir, tratamiento, suministro…
Se trata de un sector que mueve mucho dinero. Aglutina cientos de empresas a nivel global que cotizan en Bolsa, y, por ende, son accesibles para los inversores. Algunas de las principales compañías dedicadas al agua, son Severn Trent, United Utlities, Veolia, American Water Works o Watts Water Technologies, entre muchas otras. Todas ellas cotizan en sus respectivos mercados de valores, y tienen en común, además de dedicarse al sector del agua, que avanzan en positivo en Bolsa desde inicios de año.
Otra de las maneras, que además ha ganado mucha popularidad en la última década, es invertir a través de ETFs o fondos de inversión. Se trata de la forma más sencilla y a la vez la más barata de invertir en este mercado. Los fondos de inversión permiten adquirir varias acciones del sector, sin necesidad de comprarlas una a una.
Rankia destaca a S&P Global Water Index y Société World Water Index. Estos fondos están compuestos por 50 compañías y 30 corporaciones mundiales, respectivamente, dedicadas a la “cadena del agua”. Para los expertos, las ventajas que tiene la inversión a través de los ETFs es la flexibilidad, la transparencia y liquidez, y el poder invertir en varias compañías con una sola compra. Todo ello sumado a su bajo coste.
Otra de las opciones que permiten invertir en el sector del agua son los crowfundings. Esta manera es la más novedosa, y, además, si la inversión es acertada y la empresa tiene éxito, se puede obtener una amplia rentabilidad.
El agua no sólo es una bien necesario para nuestras vidas, también es una forma rentable de invertir. Hay que tener en cuenta que en ninguno de los casos se trata de una inversión intradía. No ofrece rentabilidad inminente, ya que requiere tiempo. Es una inversión a largo plazo, que está beneficiada por el cambio climático y por el futuro aumento de la demanda. Además, cuenta con unas previsiones positivas, y es una buena forma de diversificar tu cartera con un riesgo muy bajo.