“Marque el 18 de noviembre en su calendario”, les dijo Onur Genç, consejero delegado de BBVA, a los inversores. Para entonces, quizás, la entidad vasca habrá mostrado uno de sus dos comodines. Y es que la firma que preside Carlos Torres tiene preparados cerca de 9.000 millones de euros, conseguidos tras la venta de su filial estadounidense, para hacer dos movimientos de gran calado. El primero es el de reforzarse en Turquía, una prioridad tanto para analistas como para el propio Genç. El segundo es crecer en España de forma notable, lo que inevitablemente lleva hasta Banco Sabadell.
BBVA ya no se esconde. El consejero delegado fue más que claro hace unas semanas cuando reconoció que la entidad será “más grande” en un plazo “entre tres y cinco años”. Aunque lo más importante es que el banco sabe que será muy difícil conseguirlo de forma orgánica. De hecho, en los últimos periodos no solo no lo ha conseguido, sino que se ha hecho más pequeño. En concreto, el total de activos a 30 de junio de 2021 era de 648.169 millones, mientras que en 2019 mantenía 697.626 millones y en 2017 superaba los 702.000 millones.
Una parte de la caída, obviamente, se debe la venta de Compass. A cambio, la entidad ha ingresado en torno a 9.000 millones para llevar a cabo una estrategia de futuro. Una hoja de ruta de la que hablará más en profundidad ese 18 de noviembre, pero que a grandes rasgos parece evidente: crecer en los países que todavía es importante y reequilibrar su resultado global. De hecho, las cuentas semestrales de 2021 reflejan una excesiva dependencia de México que representa hasta el 43% de los beneficios del grupo.
BBVA OBLIGADO A MOVERSE DE FORMA RÁPIDA
La única forma que tiene el grupo de compensar ese riesgo excesivo, al estar tan expuesto a un país poco maduro, es crecer en sus otras geografías. En condiciones normales, ese incremento del negocio siempre se busca de manera orgánica, esto es a través de un plan de negocio ambicioso para ganar cuota de mercado. Pero es un proceso lento y la situación no ayuda por varias razones. La primera, es que el peso de México es ya excesivo, es decir se necesita un reequilibrio de forma rápida.
BBVA ya no se esconde, se espera un gran movimiento de manera inminente
La segunda es que el entorno es muy competitivo y quedarse atrás en tamaño es invitar a que otros peces te puedan comer. El mejor ejemplo es Caixabank. En apenas un año ha casi duplicado su tamaño y ahora puede rivalizar con BBVA en volumen de activos. Por ello, la entidad vasca no tiene más remedio que actuar. Y podría empezar por Turquía, como ya han pedido varios analistas, con la adquisición del porcentaje que no tiene bajo control de su filial, Garanti.
ASALTO A GARANTI: REEQUILIBRIO CON RIESGOS
En concreto, la operación podría implicar el desembolso de unos 2.300 millones si se toma la adquisición del 50% que no posee a la capitalización actual, de unos 3.800 millones, más una prima que podría rondar el 30%. Con ello, lograría de la noche a la mañana duplicar el resultado que obtiene del país otomano. En concreto, el beneficio de la filial turca pasaría a representar en torno al 25% de los beneficios del grupo.
Y a su vez lograría reducir la dependencia de México, al hacer caer los beneficios de su filial azteca hasta un 36% del global. La operación, además, contaría con el beneplácito de Genç. De hecho, el consejero delegado reconoció ante los inversores que “revisa todos los días la evolución del negocio turco” y que “es una de sus áreas de enfoque”.
Por último, cumpliría con el mantra estratégico, dado que Turquía se percibe en BBVA como un país clave. “Somos inversores a largo plazo, confiamos en los fundamentos del país (…) Turquía es el centro de fabricación para Europa, eso ayuda mucho” explicó Genc a los inversores hace meses. De hecho, Garanti BBVA Factoring ha sido elegida hasta en cinco ocasiones con la mejor empresa de ‘factoring de exportación’ del mundo por Factors Chain International.
Aunque dar el paso de adquirir el otro 50% de la filial turca tendría algunos problemas.El más importante es que sus cuentas deberían entrar en el perímetro de BBVA. Eso supone un riesgo, dado que Turquía es un país inestable económicamente. Pero el grupo lleva años trabajando en ello. Así, para Genç el gran problema es el riesgo cambiario, por la inestabilidad de la divisa, y para superarlo deben reducir su libro de divisas. Un proceso que están acelerando. De hecho, en cuatro años lo habían rebajado hasta en un 40%, mientras que en los últimos meses lo han hecho un 11% adicional.
TORRES ACORRALA A SABADELL
Además, las cifras operativas son bastante buenas. En especial, en el apartado de comisiones con un crecimiento medio de dos dígitos que en el último trimestre se apuntó un más 50%. Un apartado que gusta, y mucho, al banco. Pero el movimiento de adquirir el 100% su filial turca, pese a las bondades descritas, supone también un problema de desequilibrio al reducir el peso de España. Así, Turquía y México, dos países emergentes e inestables, pasarían a representar un porcentaje desproporcionado de los beneficios de BBVA, una solución que no aportaría estabilidad a largo plazo.
Por ello, el asalto turco solo se puede ejecutar con otra operación en España para generar estabilidad. Aquí entran muchos nombres, pero principalmente importan dos: Kutxabank y Banco Sabadell. El primero tiene sentido geográfico y de sinergias, además, de un balance mucho más rentable que el segundo. La unión con la entidad catalana tiene un aroma estratégico, dado que sería la única forma viable de poder competir en España con Caixabank y Banco Santander, al que supera en activos, pero no en cuota de mercado.
Las cifras operativas son bastante buenas; en especial, en el apartado de comisiones
Aunque quizás el asalto a Sabadell empezó hace meses. El primer intento entre ambos, hace prácticamente un año, acabo en desastre principalmente por el precio. En pocas palabras, Josep Oliu, el presidente de Banco Sabadell, consideraba que su valor era mucho mayor del que BBVA había ofrecido en el canje. Así, la entidad catalana estaba muy penalizada en Bolsa y sus directivos entendían que no se recogía bien su valor. La opción era romper y esperar más tiempo hasta que el mercado valorase mejor al banco.
El plan de Oliu parece que dio sus resultados. Así, Banco Sabadell ha subido con fuerza en Bolsa y su capitalización actual prácticamente se ha doblado desde entonces. Pero hay un pequeño problema. BBVA lo ha hecho todavía más. En concreto, en los últimos 12 meses, el primero lo ha hecho un 138% y el segundo un 168%. La diferencia, que debía ser más amplia para la firma catalana por su mayor descuento hace un año, se debe principalmente al megaplan de recompra de acciones que tiene previsto ejecutar próximamente la firma vasca.
En definitiva, Torres ha sabido acorralar al Sabadell de cara a unas próximas negociaciones, gracias a su decisión de recomprar 3.000 millones en acciones. Con ello, se asegura tener todavía un mayor poder de negociación frente a Oliu, una vez se reanuden las negociaciones hipotéticamente, y un mejor canje de títulos una vez se cierre. Aun así, el movimiento de BBVA es un jaque, a dos bandas, pero todavía está lejos el mate.