Las tres grandes marcas de telefonía en España, Movistar, Orange y Vodafone, viven una época extraña. A las puertas de la explosión 5G, y con el país casi entero pasado con tecnología FTTH (fibra), las cuentas de resultados no reflejan esa necesidad por las telecomunicaciones. Una realidad, además, que se vio respaldada en el confinamiento de 2020. Pero en negro sobre blanco, da lo mismo el segmento, todo son curvas que se inclinan hacia abajo. El gran culpable no reconocido ha sido el ‘low cost’. La cuestión es: ¿hay tiempo para dar la vuelta?
Los últimos datos publicados por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) correspondientes al primer trimestre de 2021 son muy duros para Movistar, Orange y Vodafone. Por el momento se escapa de la ecuación MásMóvil, cuyas tendencias son crecientes hasta que, precisamente, deba aumentar su cartera de clientes recortando los precios.
Bajo ese escenario, el de la guerra comercial que todas las compañías niegan, la facturación marca el ritmo. Una magnitud muy significativa, los ingresos de los servicios minoristas, sufren una caída continua desde hace cuatro años. Entonces, en el Q1 de 2018, las ventas llegaban a los 6.128 M€, mientras que en el Q1 de 2021 se han quedado en 5.668 millones. Por lo que respecta a los tres operadores, los datos son muy claros. En estos últimos cuatros años -en el primer trimestre-, Movistar ha pasado de 2.589 M€ a 2.349 M€; Orange ha pasado de 1.105 M€ a 981 M€; y Vodafone de 1.130 M€ a 967 M€.
En cuanto a la banda ancha fija, el gran tractor tecnológico de los operadores de telefonía -y que se ha comido una importante cifra de inversión-, su comportamiento ha sido bastante errático. Según la CNMC, en el Q1 de 2018 se ingresó 1.090 M€ por estos servicios, mientras que en el mismo periodo de 2021 la cifra se ha quedado en 1.112 M€. Un dato que no refleja dicha inversión en materia de despliegue de fibra.
En cuanto a la telefonía móvil, los datos son el mejor reflejo de la situación. Los ingresos de tráfico de telefonía móvil por línea en el Q1 de 2018 eran de 20 euros, mientras que en 2021, según los datos del regulador, han bajado hasta 14,9€ en la modalidad de contrato. Sin embargo, en prepago han conseguido mantenerse estables. En cuanto a los ingresos totales de telefonía móvil por operador, la situación refleja esa pérdida de influencia. Movistar facturaba 330 M€ en 2018 por 221 millones en 2021; Orange ingresaba 238 M€ por 170 M€; y Vodafone ha bajado de 328 M€ a 298 M€.
LA TV NO AYUDA A NADIE
El reciente negocio de la televisión, que se anunciaba como mesías para salvar los muebles, se ha convertido en otro reflejo de los males del sector. En el primer trimestre de 2018, según datos de la CNMC, el número de acceso de televisión de pago era de 6,6 millones de abonados. Esa cifra asciende a los 8,4 millones en el Q1 de 2021. Un dato, a priori, que debería arrojar buenas cifras económicas. Pero no.
Los ingresos de televisión de pago por operador en 2021 son de 511 millones de euros, mientras que en 2018 eran de 549 M€. Más abonados, menos ingresos. Algo que se observa en los operadores que, con la excepción de Orange, llevan cuatro años cayendo. Y pese a todo, el propio operador naranja lleva tres años atascado.
Que se produzca esta situación, sobre todo en Vodafone, que es el operador que ha ganado más clientes de TV, es porque las carteras de usuarios están creciendo en algunos segmentos, pero no hay una correlación con su rentabilidad. En muchos casos son promociones, en otros añadidos por llegar a la compañía… y al final de la ecuación es más servicios por menos dinero. Buena noticia para los consumidores, malas para los inversores.
¿DÓNDE PUEDEN SOÑAR MOVISTAR, ORANGE Y VODAFONE?
La gran pregunta en este punto es si todo es malo. La respuesta no es sencilla. En primer lugar, y tras la experiencia derivaba del covid, se sabe que las telecomunicaciones son básicas. De hecho, como reciente anécdota, cuando esta semana se cayó WhatsApp -que funciona gracias a las redes- los usuarios retomaron los SMS y las llamadas telefónicas. Es decir, la necesidad de comunicación existe.
Y ahora llega el 5G. La explosión del consumo en redes, los videos… la gran tarea de Movistar, Orange y Vodafone será conseguir que la gente pague por los servicios. Y que si quiere mejores servicios, pague más; y si quiere más, que pague más. Una ecuación alejada de la guerra comercial que, igualmente, deben poner freno.
El otro frente tiene que ver con la simplificación de las estructuras y las redes. Sobre lo primero, Vodafone lleva años trabajando esta cuestión. Ha sido en gran parte sobre ajustes de plantilla, como ha hecho también Orange, pero también de manera intelectual. Una situación donde MásMóvil saca ventaja por el momento. Hasta ese momento donde tenga que unirse a Orange o Vodafone, y todo vuelva a la casilla de salida. En cuanto a la infraestructura, esta semana ha vuelto a sonar con fuerza la entrada de socios inversores en la fibra de Telefónica, y lo hace tras años de separar las torres del negocio.
Asimismo, también tienen la entrada en los negocios paralelos como la electricidad, los seguros, la alarmas… aunque como sucede con los propios servicios de telefonía, se trata de buscar a los clientes. Movistar, Orange y Vodafone tienen demasiados retos y cada vez menos ingresos. Y todo ello en un momento donde habrá movimientos corporativos.