A falta de dos días para que cumpla el plazo de aceptación por parte de los accionistas de la opa parcial de IFM por el 22,69% del capital de Naturgy, el fondo australiano se está encontrando con un enemigo inesperado en una operación de estas características, que está poniendo en jaque el éxito de la misma.
Tradicionalmente, cualquier operación de este estilo se centra en factores estrictamente económicos y ahí es donde las empresas ponen todos sus esfuerzos para convencer a los accionistas de que acepten sus condiciones, pero en un pequeño porcentaje de estas operaciones en las que el plano emocional tiene un papel preponderante, a veces consigue incluso imponerse al plano puramente dinerario.
Este podría ser el caso de la ‘eterna’ opa parcial de IFM sobre Naturgy. Por un lado, el fondo australiano pone sobre la mesa la bonanza de su oferta, con un precio por acción (22,07€) superior al de la cotización de las últimas semanas y, por tanto, un beneficio económico para los accionistas que acepten entrar en la opa.
Por otro lado, Naturgy y, sobre todo, su máximo accionista, Criteria Caixa, esgrimen argumentos más intangibles, pero no menos importantes: se centran en el plano emocional y sentimental de los pequeños accionistas, a los cuales conocen mucho mejor que los australianos.
Miles de accionistas minoritarios de Naturgy son exempleados, o empleados de la empresa y de LaCaixa. Hay que recordar, que Naturgy es una compañía con casi dos siglos de historia a sus espaldas. En 1843 inició su actividad en Barcelona para llevar por primera vez el alumbrado público a las calles de la ciudad. Un grupo de personas y seis millones de reales de vellón (unos 9.000 euros) fueron la llama que encendió el alumbramiento de la Sociedad Catalana para el Alumbrado por Gas, que nació con una expectativa de vida de tan solo 20 años y lleva 178 de trayectoria.
La sociedad catalana siente a Naturgy como algo propio y, por eso, cuando se habla de intromisión del fondo IFM con dos consejeros dominicales en perjuicio de los consejeros independientes. En el mismo sentido, en la toma de decisiones, algunas tan importantes como el dividendo, se toca la fibra de miles de accionistas que no parecen dispuestos a dar ese tipo de concesiones a un desconocido, aunque en el camino pierdan un buen beneficio económico inmediato.
FAINÉ ENTRA EN ACCIÓN
Tanto Naturgy como Criteria Caixa conocen muy bien a los accionistas minoritarios y eso juega a su favor. Por lo pronto, la gasista se ha negado a dejar que IFM enviara una notificación a los 70.000 minoritarios para explicarles de primera mano su oferta. En medio del tira y afloja, además Isidre Fainé, presidente de la Fundación Bancaria La Caixa y de Criteria Caixa, se ha implicado personalmente en evitar que la opa salga adelante, lanzando un comunicado en contestación a las posibles intenciones de IFM de suspender el dividendo de la acción.
Fainé se ha dirigido al corazón de los accionistas, no a su cartera, recordando la importancia del dividendo de Naturgy para la Obra Social de la Caixa, que invierte cada año cientos de millones de euros en programas sociales, cultura y ciencia, investigación y salud, y educación y becas.
«Ante las noticias sobre la política de retribución al accionista de Naturgy, LaCaixa, accionista significativo de la energética a través de su Holding de participadas Criteria Caixa manifiesta su decidido compromiso con lo que aprobó por unanimidad el consejo de dicha compañía en el marco de su Plan Estratégico 2021-2025, y especialmente en aquello relativo a la política de retribución al accionista que prevé el mencionado plan», expone Fainé en el comunicado.
NATURGY RESPONDE A IFM
El pasado jueves 30 de septiembre, Naturgy se apresuró a contestar a IFM mediante una nota remitida a la CNMV. En la misma, recordaba que su Plan Estratégico para los próximos cinco años incluye «una política de dividendos compatible con la ambición de inversión y crecimiento».
Por lo que, la compañía energética negaba cualquier paso en la dirección expuesta por el fondo australiano de reducir o incluso suspender el dividendo durante unos años, con el fin de emplearlo para potenciar las inversiones previstas.
IFM CONFIABA EN UN PROCESO SENCILLO
Fuentes cercanas a IFM reconocen que el fondo australiano no pensaba encontrar tantas dificultades para sacar adelante la opa. La operación es considerada «importante» para su cartera de inversión, y cuando en enero lanzó la oferta pública de adquisición parcial la previsión apuntaba a un camino más sencillo, ya que había una buena prima de por medio.
La oposición que está encontrando por parte del Consejo de Administración de la compañía catalana, y de los accionistas mayoritarios e incluso de varios institucionales, les ha hecho valorar la posibilidad (bastante factible a día de hoy) de no alcanzar el 17% mínimo para hacer efectiva la opa.
Hace pocos días se especulaba con que IFM podría conformarse de inicio con conseguir el 10%, pero el vicepresidente de IFM España, Jaime Siles, no lo ha dejado claro. Por un lado, juega su papel de lanzar mensajes de tranquilidad y seguridad en que superarán el 17% y, por otro, deja entrever más sombras que luces, ante la posibilidad de transigir con el 10%.
Leyendo entre líneas se puede deducir que la intención de IFM es tener opciones de influir en las decisiones importantes del Consejo, ya que si alcanza el 17% de acciones contará con dos consejeros dominicales, mientras que si se resignara con el 10% solo podría colocar a una persona de confianza en el máximo órgano rector de la gasista.
OPCIONES DE AMPLIAR EL PLAZO
Aunque todo hace indicar que esta operación se decidirá este viernes 8 de octubre, cabe la posibilidad de que no sea así, ya que legalmente IFM podría prorrogar el periodo de aceptación si comprueba que no llega al 17% esperado por poco margen y considera que es capaz de convencer a accionistas indecisos ampliando ese plazo.
Desde IFM no creen que tengan que llegar a ese extremo, pero no dudarían en hacerlo si fuera necesario para llevar a buen puerto la operación. Entretanto, la opa está sujetando el valor en bolsa de Naturgy. La singularidad de la situación blinda de facto el precio por acción, evitado la caída de Naturgy, frente al desplome de Iberdrola y Endesa, tras el ‘decretazo’ del Gobierno.