Las mujeres directivas, en comparación con los hombres con el mismo nivel de responsabilidad, se están esforzando más por apoyar a sus equipos y promover la diversidad, la igualdad y la inclusión, según un estudio realizado por McKinsey & Company en Estados Unidos.
El informe ‘Women in the Workplace’, elaborado por McKinsey & Company en colaboración con LeanIn.Org, se basa en las aportaciones de 423 organizaciones que suman 12 millones de trabajadores, y en 65.000 encuestas a empleados, incluyendo entrevistas en profundidad a mujeres negras, LGTBIQ y mujeres con discapacidad.
Según el estudio, las mujeres han avanzado en representación durante el último año y medio marcado por la pandemia, especialmente en puestos de liderazgo, pero en este periodo también se ha incrementado su ‘burnout’ –o síndrome del trabajador quemado– más que el de los hombres. De hecho, el burnout para las mujeres está en un máximo histórico, con un 42% de mujeres que afirman haber sufrido este síndrome.
Y es que su mayor contribución al bienestar de los trabajadores y a los avances en materia de diversidad, igualdad e inclusión, no se ve reconocida por las organizaciones, que corren el riesgo de perder a los líderes que más necesita, según la consultora.
En concreto, en comparación con los hombres, las mujeres tienen un 24% más de probabilidades de asegurarse de que la carga de trabajo de sus equipos sea manejable, un 26% más de probabilidades de ayudar a los miembros del equipo a superar los desafíos laborales y vitales, y un 60% más de probabilidades de brindar soporte emocional a sus equipos.
Además, alrededor de una de cada cinco mujeres líderes senior dedican una cantidad sustancial de tiempo al trabajo que tiene que ver con los avances en diversidad, igualdad e inclusión, frente a uno de cada diez hombres líderes senior.
La falta de reconocimiento se plasma en que el 87% de las compañías afirman que es «muy o extremadamente» crítico que los gerentes apoyen el bienestar de los empleados, pero solo el 25 por ciento reconoce formalmente este trabajo.
Lo mismo ocurre con el trabajo relacionado con los avances en materia de diversidad, igualdad e inclusión, que el 70% de las compañías afirman que es «muy o extremadamente crítico», pero apenas el 24 por ciento lo reconoce formalmente.
Según McKinsey, cuando los gerentes apoyan el bienestar de los empleados y las empresas dan prioridad a la diversidad, la igualdad y la inclusión, los empleados se sienten más felices, menos quemados y es menos probable que consideren dejar sus trabajos, pero relativamente pocas empresas reconocen formalmente a los empleados que van más allá en estas áreas, y esto debe cambiar.
TRABAJADORES QUEMADOS
Si bien todos los empleados están más quemados este año en comparación con el año pasado, la brecha entre el burnout de hombres y mujeres está creciendo, ya que mientras, como ya se ha indicado anteriormente, el 42% de las mujeres declara haber sentido burnout este año, entre los hombres el porcentaje se reduce al 35%.
A pesar de haber ganado representación, por cada cien hombres ascendidos a gerente, solo 86 mujeres son ascendidas, y, en particular, las mujeres negras siguen estando muy subrepresentadas en los niveles superiores.
La mujeres negras pierden ventaja en cada paso de la escalera corporativa frente a mujeres y hombres blancos, ya que en el nivel básico hay un 17% de mujeres negras (igual que hombres negros), con una fuerte caída al 12% a nivel gerencial (donde los hombres de color se mantienen estables), y en los niveles más altos de responsabilidad solo llegan a entre el 7 y el 4 por ciento.
Alrededor de una de cada ocho mujeres de color es la única mujer y la única persona de su raza/etnia en el lugar de trabajo. En este sentido, muchos empleados no creen que su compañía haya hecho lo suficiente para promover la equidad racial.
Por otro lado, las mujeres de color están experimentando en general las mismas «micro-agresiones», en comparación con las mujeres blancas, a frecuencias similares a las de hace dos años.