Diferentes circunstancias invitan a pensar que Jaume Roures ha caído en desgracia. El empresario de la comunicación más temido, odiado y mitificado de España en los tres últimos lustros no ha sido capaz de enderezar el rumbo de Mediapro, que será rescatada por su socio chino después de que la covid19 le haya provocado el socavón mortal que algunos creían que iba a ser provocado por los compromisos de pago derivados de las febriles subastas futboleras.
Esta mala situación ha invitado a Orient Hontai a preparar un rescate de 620 millones de euros que disparará su peso accionarial desde el 52% al 85% mientras los fundadores Jaume Roures y Tatxo Benet verán diluida su inversión desde el 24% que sumaban al 8%.
Roures parece confiar en la palabra del fondo de inversión chino, que promete que no utilizará su posición de control absoluto de la compañía para emprender recortes (ni mostrará el camino de salida al productor trotskista).
TRES AÑOS SIN LEVANTAR CABEZA
En los últimos tres años Roures ha visto como se le cierran las puertas de los principales despachos de España. Esta situación comenzó a vislumbrarse cuando el dúo Pedro Sánchez-Iván Redondo confiaron los encargos políticos en RTVE a factorías más pequeñas y manejables.
El Gobierno ensanchó su distancia con el productor al influir a través de la banca en favor de Prensa Ibérica en su batalla contra Mediapro para hacerse con el control del Grupo Zeta, que poseía el sensible El Periódico de Catalunya (al que La Moncloa no quería ver con una línea editorial soberanista).
La factoría catalana también se dolió al quedarse sin la mitad del jugoso contrato con Atresmedia para realizar la columna vertebral de la parrilla La Sexta y sin la gestión de Real Madrid TV tras el divorcio de Roures con Antonio García Ferreras, al que no le perdona que se negase a comprar un documental sobre ‘las cloacas del Interior’ que incomodaba en Planeta, y con Florentino Pérez.
PÉRDIDAS
2019 fue un mal año para Mediapro, que triplicó pérdidas tras ceder 39 millones de euros. Y 2020 fue un año catastrófico ya que facturó un 38% menos que el año anterior y generó 215 millones de euros en números rojos que propulsaron la deuda de la compañía por encima de los 900 ‘kilos’.
Roures, que perdió los derechos de la Liga francesa por no poder frente a sus compromisos de pago, intentó evitar el bote salvavidas que le ofrecía Orient Hontai porque este viaje implicaba su pérdida de influencia.
Y para ello sacó adelante una ampliación de capital suscrito por todos los accionistas por valor de 50 millones, logró un crédito del ICO de 60 y solicitó un rescate al SEPI de 230 millones que finalmente ha sido abortado.
Porque finalmente Roures ha dado su brazo a torcer a pesar de la debilidad en el que le sitúa. El productor televisivo de 71 años sabe que si choca con Orient Hontai podría tener que buscar refugio en otra empresa mediática de su propiedad, Display Connectors S.L., que edita Público.
Esta tarea podría complementarla con la producción de cine y su labor como puntal de la junta directiva del Fútbol Club Barcelona que lidera Joan Laporta. Eso sí, hasta que no haya síntomas de divorcio continuará liderando Mediparo, que pretende retener la millonaria realización de los partidos de LaLiga gracias a su pacto con Movistar y seguir disponiendo de una licencia TDT para emitir Gol Televisión.