Pocos pensaban que Banco Sabadell llegaría a estas alturas de 2021 sin haber participado en alguna fusión. La capacidad de la entidad para aumentar su eficiencia por la tradicional vía de la reducción de costes le ha permitido caminar sola por el tortuoso camino que recorre el sistema financiero español, cuyo proceso de consolidación todavía no ha concluido. Los bajos tipos de interés en Europa se mantendrán durante mucho tiempo aunque la Reserva Federal cambie el rumbo al otro lado del Atlántico y al banco que preside Josep Oliu todavía le quedan cartas con las que jugar esta partida de largo alcance.
De momento el grupo financiero español ha conseguido expulsar a uno de sus mayores dolores de cabeza, el hedge fund Samlyn Capital, que se hizo famoso en nuestro país por participar en el acoso y derribo del Banco Popular. Este fondo lleva tiempo tomando posiciones cortas en el Sabadell esperando que tarde o temprano las acciones cayeran, pero la evolución de la cotización del banco en este año en curso ha permitido ganar la partida a los chicos de Oliu.
En estos momentos este vehículo inversor no tiene el mínimo del 0,5% del capital en posiciones cortas necesario para aparecer en los registros oficiales de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y, por lo tanto, se puede decir que la gestión del equipo directivo de la entidad financiera ha conseguido alejar a los buitres, al menos por ahora.
En esta huída de los cortos tiene mucho que ver el hecho de que el Sabadell haya realizado dos Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) en menos de un año. El actual todavía se está negociando con las centrales sindicales y la propuesta inicial de la empresa consistía en la salida de 1.936 trabajadores, de las cuales se espera que la mayoría sean voluntarias. Fuentes laborales aseguran a MERCA2 que la cifra final de afectados será menor –como suele suceder en este tipo de procesos– y el objetivo es que se complete mediante prejubilaciones y bajas incentivadas. De hecho el banco ya ha trasladado a los sindicatos que la cifra final podría rondar los 1.730 afectados.
Parece que al banco español le ha sentado bien la llegada del nuevo consejero delegado, César González–Bueno, que tomó las riendas en diciembre del pasado año y que ha visto como las acciones del grupo duplican su valor desde entonces. En cuanto a los estados financieros, al cierre del primer semestre el beneficio neto atribuido ascendió a 220 millones de euros, más del 50% superior al contabilizado en el mismo periodo del pasado año. Los ingresos crecieron tan sólo un 0,7% pero los costes se redujeron más del 3%.
Con una solvencia cómoda (el capital de máxima calidad, CET1 fully-loaded, es del 12%) y una morosidad controlada del 3,58%, a la espera de lo que suceda con los 9.000 millones de euros de créditos ICO (dispuestos en el plan del Gobierno para paliar parte de los efectos de la crisis del coronavirus), el nuevo CEO no se plantea ninguna fusión.
Sin embargo fuentes financieras confirman a este diario que cuando se concluya el ERE la entidad volverá a sondear el mercado para proceder a la venta de la británica TSB y será entonces cuando vuelva a la pista de baile de las fusiones para completar el proceso de concentración bancaria y cumplir así los deseos del Banco Central Europeo (BCE), que no quiere que haya más de tres o cuatro grupos financieros en España.
La venta de TSB ha estado en numerosas ocasiones en la agenda del Sabadell y ha sido una de las cuestiones que más quebraderos de cabeza ha dado a los analistas. En la primera mitad del año logró un beneficio de 50 millones de libras tras un importante ajuste de costes y Oliu dijo públicamente el pasado febrero que “la venta de la entidad británica ya no parece inminente”. Sin embargo esto no supone que la desinversión haya desaparecido del horizonte de la entidad, más bien al contrario.
EL PROBLEMA DE LA RENTABILIDAD
La razón fundamental es que a pesar de que en el resto de indicadores financieros el grupo español tiene buena nota hay un elemento que pesa como una losa: el de la rentabilidad. Con un ROE del 6% esperado para 2023 el banco necesita un compañero de viaje a medio plazo y para lograrlo tendrá que vender sus activos fuera de España. La filial de México también tiene el cartel de “se vende” a pesar de que en el Plan Estratégico 2021-2023 presentado el pasado mayo no se contempla desinversión alguna.
Precisamente TSB ha sido la razón fundamental de que Sabadell no lograra llegar a un acuerdo para realizar la esperada fusión con BBVA, una vez que la decisión gubernamental de entregar Bankia a CaixaBank confirmó que al matrimonio entre Torres y Oliú es inevitable.
«Cuando termine el proceso de ajuste laboral González–Bueno intentará cerrar la venta del banco británico, que ahora tiene buena cara tras la reducción de costes y el incremento de márgenes por su negocio hipotecario, con el objetivo de volverse a sentar en la mesa con BBVA teniendo una mejor posición que en ocasiones anteriores», señalan las fuentes financieras consultadas.
BBVA NECESITA UNA FUSIÓN
Oficialmente el Sabadell sigue defendiendo que será capaz de seguir en solitario pero el mercado espera esta vuelta a las negociaciones con BBVA, cuyo periplo judicial por el «caso Villarejo» sigue siendo una espada de Damocles sobre la cabeza de Carlos Torres. Y mientras el BCE tiene la mirada puesta en la Audiencia Nacional porque lo que decida el juez será determinante para concluir este esperado proceso de concentración en el sistema bancario español.
Y es que para BBVA también es fundamental crecer de forma inorgánica en nuestro país (mediante fusiones y adquisiciones) porque mientras ex directivos de la entidad se sientan en el banquillo –empezando por su antiguo presidente Francisco González– sus principales competidores le han comido la tostada. El banco ocupa el tercer lugar en cuota de mercado en España a pesar de ser la segunda por volumen de activos y depende de México y la inestable Turquía, sus dos principales mercados junto al nacional. Mientras que el Sabadell tiene una gran presencia en el mercado español y podría darle a BBVA justo lo que necesita en esta pelea a muerte por sobrevivir a los nuevos tiempos bancarios.
No en vano tanto Torres como su consejero delegado, Onur Genç, admiten sin tapujos en público y en privado que quieren que el banco sea más grande y que esperan tener dentro de los años un grupo al que incorporen nuevas entidades. El Sabadell es el primero en la lista.