viernes, 22 noviembre 2024

Divilo aligera la cuenta de los clientes y engorda la de la hostelería

La fintech Divilo nace con el objetivo de transformar los servicios financieros dirigidos a un las pymes y autónomos. Entre otras cosas, permitirá que los clientes paguen la cuenta desde el móvil sin necesidad de que haya un datáfono. Su objetivo es llegar este año a 3.000 clientes y el año que viene alcanzar los 10.000 usuarios. Divilo competirá, entre otros, con Stripe y Quonto.

MÓVIL Y DATÁFONO

Divilo ha anunciado su plena puesta en marcha dando a conocer su amplia oferta de servicios y productos. La nueva entidad de pago 100% digital, regulada y supervisada por el Banco de España ofrece una solución 360º en pagos, cobros y herramientas de contabilidad para empresas y autónomos con un servicio personalizado de atención al cliente. Divilo cuenta con toda la innovación de Visa, al obtener el acuerdo más amplio que puede ser concedido a una fintech, señaló el fundador y consejero delegado de Divilo, Juan Guruceta.

MODA DE MADRID

Divilo ya fue protagonista durante la reciente celebración de la  pasarela «Madrid Es Moda», en el contexto de la Madrid Fashion Week. En este marco, la entidad fue uno de los métodos de pago oficial a través del cual los asistentes pudieron adquirir artículos mostrados en la pasarela mediante pago con código QR.

Además de esa compra en el momento desde el sitio en el que ves el producto, permite pagar la cuenta sin que el camarero tenga que traer el datáfono. El teléfono móvil será el nuevo datáfono, lo cual hará que la hostelería pueda atender muchos más clientes y el precio por operación saldrá a cuenta. Esta revolución viene derivada de la solución «Diveep», que permite cobrar con el teléfono móvil si ningún otro dispositivo adicional y por cualquier importe. Sólo hay que descargarse la aplicación de Divilo». «Es una innovadora herramienta llamada a transformar la gestión de pagos y cobros, permitiendo la emisión de recibo/factura con envío en tiempo real al cliente o al sistema de marketing de la compañía», explica Guruceta.

MÁS MESAS ATENDIDAS

Este sistema hará ganar mucho tiempo a la hostelería, que podrá atender más mesas de clientes, lo cual se traducirá en más ingresos. Aquí no es tanto el ahorro, sino lo que ganarán al atender más clientes. Cuánto pagarán los establecimientos: el 0,45% de cada operación + 6 céntimos. «El cobro de seis céntimos se debe a costes operativos de la propia transacción que tienen que ver con la tecnología», indicó el fundador.  Además, Divilo cobra el 0,55% del importe de cada compra online. Estos precios están lejísimos de los de Stripe, que es una empresa de mucho éxito en el mercado. Esta compañía cobra el 1,4% de cada operación+ 0,25 euros en el caso de utilizar tarjetas europeas y el 2,9 % del importe de cada operación + 0,25 euros en el caso de tarjetas no europeas.   

ESCANEAR Y COMPRAR

DiviStore es otro de los productos más innovadores sirve para la compra directa de productos mediante escaneo de códigos QRs (o Paybylink), composición de carrito de compra a gusto del cliente final y modalidad de eCommerce clásico, con catálogo virtual de productos con control de stock.

Más allá de los servicios y productos más característicos (transferencias, datáfonos, etc) la plataforma de Divilo es una herramienta especialmente útil para pymes y autónomos a la hora de gestionar sus negocios, ya que permite usarla como un repositorio de facturas, se pueden calcular las liquidaciones de IVA y retenciones (si aplicasen) así como conciliar con los sistemas del cliente. 

EUROPA Y LATINOAMÉRICA

Entre los planes de la compañía dirigida y fundada por Juan Guruceta se encuentran dar el salto a otros países europeos en los próximos seis meses y, más a largo plazo, a determinados mercados latinoamericanos. Además, en el plazo de unos cuatro años, cuando el proyecto sea rentable, no descarta salir a bolsa.

La fintech competirá directamente con otras compañías similares, que en los últimos años han puesto en marcha servicios bancarios para pymes y autonómos, como es el caso de Qonto.


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