Seat vuelve a recurrir al Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) para paliar los efectos coyunturales. Hasta este 2021, el motivo de los ERTE han sido por la pandemia, pero la crisis de los microchips se ha agudizado. Entre enero y junio de este año, la automovilística aplicó esta medida para un total de 550 trabajadores, ahora la plantea que los afectados sean de entre 482 y 1.276 diarios, en función de la disponibilidad de las piezas, según han asegurado fuentes de la automovilística a MERCA2.
El plazo del ERTE se aplicará hasta el 30 de junio del próximo 2022 debido a la escasez de estos componentes, una crisis que podría prolongarse durante el próximo ejercicio e incluso la primera parte de 2023, según han señalado recientemente distintas compañías del sector en la feria de Múnich.
EL ERTE DE SEAT afecta a todas las líneas de producción
Esta medida adoptada por Seat a partir del próximo lunes «afecta a todas las líneas de producción«, según han indicado las fuentes consultada. De esta forma, todos los afectados se ubican en la planta de Martorell y su número alcanzaría a un total de 11.348, casi al 75% del total de la plantilla. Desde mayo hasta el final del verano, Seat no ha realizado ningún ERTE, sino que ha ido parando la producción de Martorell durante algunos días. Para evitar que las líneas se colapsaran decidió cerrar los días 25, 28 y 29 de junio, así como los días 19 y 20 de julio. Además, también en septiembre cerró el 6, 7 y 10 de septiembre.
LAS LÍNEAS 1 Y 2 DE SEAT, LAS MÁS AFECTADAS CON LOS COCHES MÁS DEMANDADOS
En ese sentido, se verían reducidas todas las líneas, desde la 1, que fabrica el Ibiza y el Arona, hasta la 2, con el Cupra Formentor y el León. Respecto a la primera de ellas, se rebajará el turno a sólo dos, frente a los tres existentes habitualmente. En la segunda, los turnos serán de 2,5 ó 2, dependiendo de la disponibilidad de piezas. La línea 3, la del Audi A1, mantendrá la normalidad, con un único turno, más cuando este vehículo está abocado a desaparecer en la nueva reestructuración que ha anunciado recientemente Seat. De esta forma, se verán afectados durante los próximos meses un total de 430 turnos.
Martorell no sería el único centro afectado en Barcelona. Las plantas de El Prat y de la Zona Franca también podrían perder casi dos centenares de turnos si el ERTE alcanza el plazo máximo.
La medida de Seat será una suspensión del contrato de entre 482 y 1.276 diarios. Todos ellos cobrarán el paro, pero Seat abonará la diferencia hasta cubrir el 100% de la nómina siempre y cuando los trabajadores reciban formación. Esta condición es calcada a la que ya ha adoptado en anteriores ocasiones, como en enero de este año. «Seat mejorará la prestación por desempleo que recibirán las personas incluidas», han apuntado las mismas fuentes empresariales.
En enero, la automovilística llegó a cubrir el 80% del salario. Además, dejó fuera del ERTE a los mayores de 55 años y el personal recién aterrizado en la empresa, debido a que éstos últimos no tienen derecho a paro. Para cubrir las plazas, Seat ha pedido voluntarios. En caso de no alcanzar el número exigido, se completaría de forma rotatoria entre la plantilla. El pasado lunes se presentó el ERTE ante el Departament de Treball de la Generalitat.
LA CRISIS DE LOS MICROCHIPS PONE EN RIESGO EL PLAN DE NEGOCIO DE SEAT
El plan de Seat pasa por esquivar el cuello de botella en sus líneas de producción. Y es que, sin los componentes no sale un vehículo de la planta. No obstante, esta crisis afecta directamente a sus planes de negocio debido a la alta demanda que presentan sus modelos Cupra. Los actuales de pedidos han alcanzado niveles de 2019 y la automovilística trata de mantener la producción para abastecerla e impedir retrasos en las entregas.
A finales del pasado año, Seat apuntaba que no llegaría al medio millón de vehículos por la pandemia y la falta de chips semiconductores. Sin embargo, en mayo alcanzó este nivel de producción, con tres turnos en la línea 2, donde se ensamblan los modelos más pedidos, como el Cupra Formentor, el León y el Seat León. La automovilística registró una caída del 30% en la producción durante el 2020 respecto al anterior. El hito de los 500.000 vehículos se produce en un contexto muy complejo para el sector debido a la deslocalización de empresas, la falta de componentes y una demanda dubitativa por el modelo de vehículo a comprar.
Hasta ahora, Seat sólo había conseguido alcanzar este nivel de producción en 2019 y en el 2000, con el cambio económico en España. Sin embargo, la llegada del coronavirus ha hecho mella en este sector debido a las fuertes restricciones y un tráfico marítimo que ha disparado los costes. Un contenedor cuesta ahora cinco veces más que hace un año y debido a la escasez cada vez es más compleja su logística.
LOS FABRICANTES DE CHIPS ALCANZAN ACUERDOS CON LAS AUTOMOVILÍSTICAS
Para salvar estos escollos, algunos fabricantes han llegado a acuerdos con los productores de microchips, otros tan sólo tienen que esperar más tiempo para poder abastecer las plantas. La electrónica de consumo ha desbordado la demanda de estos diminutos y esenciales componentes. Su uso es muy diverso, desde una aspiradora inteligente hasta una consola, pasando por telefonía y otros dispositivos tecnológicos.
Para iniciar una sola planta de microchips hace falta una inversión mínima de unos 1.000 millones, con un mantenimiento impoluto de la planta. Dentro de la Unión Europea no hay fábricas y tan sólo se pueden realizar en EE UU o China, dueños de este sector esencial para la industria automovilística.
Con el cierre de las plantas debido a la pandemia, los fabricantes de microchips trasladaron su producción hacia otros sectores. Pero la reapertura ha sobrecalentado la oferta poniendo en jaque a todo el sector, uno de los pilares ahora en la transición ecológica, más cuando los vehículos eléctricos necesitan estos componentes en mayor medida que las unidades de gasolina.