El actual modelo de distribución en las ciudades no es sostenible ni a medioambiental ni económicamente. Esta es una de las conclusiones más claras en la jornada ‘Los retos de los nuevos modelos de ciudad‘, organizada por UNO Logística.
Las naves de almacenamiento de última generación no encuentran espacio en las grandes ciudades, como ocurre en Barcelona, generando importantes sobrecostes en la logística empresarial. Y es que, los centros de distribución situados en las ciudades se han encontrado con múltiples problemas, como el de la convivencia con los vecinos, licencias municipales, el espacio y el coste.
La diferencia de precios entre un local de distribución en el centro de Madrid con uno situado en Getafe, a tan sólo 12 km de la capital, es abismal. De los 12 euros por metro cuadrado que se llegan a pagar con límite de espacio en el centro a los poco más de cuatro en la población del Cerro de los Ángeles. A juicio de Luis Poch, del fondo Aquila Capital, en España no tiene sentido tener un centro de distribución de última milla situado en el centro de las ciudades, principalmente por las cortas distancias existentes. En comparación con Tokio o Nueva York, cuyos radios alcanzan los 40 km, sí tendría sentido. «En España, no», ha considerado el experto.
MÁS SUELO PÚBLICO PARA LA LOGÍSTICA
Para Poch, las rentas en Cataluña y especialmente en la primera y segunda corona de Barcelona son entre un 30% y un 50% más elevadas que en Madrid. Por ello, ha considerado que es «fundamental» el desarrollo de suelo público en la primera corona, una medida que podría adoptarse a través del Incasól, Instituto Catalán del Suelo, y una mayor agilidad a la hora de conceder licencias, cuya media puede alcanzar los 10 meses, un tiempo perdido para generar riqueza y atraer inversiones.
No se ha planteado una distribución colaborativa en el sector horeca
«No puede ser que inviertas 15 millones de euros para levantar una plataforma logística de última generación y que un técnico tarde 10 meses en venir para entregar la licencia de obra«, ha indicado. Las consecuencias de esta tardanza impactan en el plan de negocio y en el tiempo que se tarda en entregar al cliente el proyecto terminado.
Véronique Elie, de Alfilxpress, también se ha mostrado en esta misma línea. A su juicio, en España y en otros países europeos, como Francia, «la problemática es la misma«. Eso sí, ha considerado que el nivel de satisfacción en España es menor que en París. Para Joaquín Rodríguez, de Eulen, el cambio en los últimos diez años ha sido muy brusco. Se ha pasado de la tienda física a la entrega a domicilio en el menor tiempo posible, ha reseñado. Rodríguez ha considerado que es necesaria una colaboración entre empresas, compartiendo gastos de almacén y reparto, pero se ha encontrado que las principales empresas exigen mantener el logotipo en los centros.
UNA MOVILIDAD NI SOSTENIBLE NI EFICIENTE
Para Jorge Soriano, de Desigual, la movilidad en las ciudades no es eficiente ni sostenible. En este sentido, se ha hecho eco de la pérdida de tiempo que sufren los transportistas a la hora de circular por las ciudades grandes, como Barcelona. De media, según un informe de Deloitte, cada conductor pierde dos jornadas de trabajo en el tráfico. Asimismo, ha advertido de que sin un cambio en el modelo de las ciudades, el problema irá a más.
El gran peso de la distribución urbana, a juicio de Soriano, corresponde a hoteles, restaurantes y cafeterías (horeca), que continúa con el mismo modelo de hace 20 años, es decir, con entre seis y ocho entregas diarias. La entrada del e-commerce también se ha convertido en otro de los problemas en los nuevos modelos de ciudad. «No se ha planteado una distribución colaborativa en el sector horeca», ha considerado. «No tiene que ir primero la marca de cerveza al bar y después la de Coca-Cola», ha indicado; mientras que considera que los puntos de entrega serían la solución para los repartidores del comercio electrónico. «No podemos seguir discutiendo con los transportistas para ahorrar un céntimo en la entrega, cuando el gran problema es que el transportista no puede realizar la entrega porque no hay nadie en la casa», ha destacado.
LOS NUEVOS JUGADORES DE LA LOGÍSTICA EDUCAN MAL AL CONSUMIDOR FINAL
En este sentido, ha puntualizado que los consumidores se están peleando por eliminar los gastos de envíos y reducir esta cuantía al máximo mientras que cuando llega el pedido no están en casa para recogerlo. «Al final este coste lo estamos asumiendo todos, tanto el transportista como la empresa de retail», ha considerado. Además, ha asegurado que este problema se está agravando con la entrada de los denominados ‘pool players’, que «están haciendo daño a nuestro retail».
En su opinión, para tener una «ciudad pacificada», el «cambio debe empezar por el consumidor». En este sentido, Poch ha considerado que «se ha maleducado» al cliente final, que compra un mismo producto con diferentes tallas para después devolver el resto, generando un importante coste a las empresas de retail. «Me consta que hay retailers que a partir de cierto margen dona directamente las prendas«, ha destacado.
Asimismo, también se procede a la «destrucción» del producto cuando el coste de recogerlo es más elevado que el precio de la mercancía, según afirman en off fuentes presentes en la jornada de los ‘retos de los nuevos modelos de ciudad’, organizada por UNO Logística.
LOS BUZONES VIRTUALES Y LAS TIENDAS FÍSICAS SE MANTENDRÁN
Para el director logístico y de distribución de Desigual, hay que encontrar puntos de entrega para realizar el servicio del cliente, como ocurre en Polonia, donde el 40% de los pedidos se facilitan en buzones, frente al 10% de España. En Alemania es del 90%, según se ha indicado. «Uno de los problemas es que hay muchos buzones de marcas, como Amazon o DHL… Deberíamos tener algo global para realizar los pedidos«, ha apuntado.
Desigual, por su parte, tiene más trabajada la logística inversa con la recogida en tienda. De esta forma, el cliente lo devuelve en el establecimiento y no supone más que volver a doblar la ropa para colocarla en la estantería. «Las tiendas no van a desaparecer sino que se van a transformar«, ha asegurado Soriano, que compara la situación futura con los bancos actuales, que han pasado a ser espacios donde poder tomarse un café.
«La tienda se ha convertido en un punto de entrega, como minihubs para abastecer a los clientes digitales de proximidad», ha sostenido. Eso sí, ha incidido en la necesidad de ofrecer una tienda diferente a las actuales para que los clientes puedan obtener una mejor experiencia a la hora de comprar.