viernes, 22 noviembre 2024

Caprabo se rompe entre vascos y checos

Desde su fundación, Caprabo ha pasado por diversas manos. Los últimos en entrar en su capital han sido los checos EP Corporate Group. A pesar de todo este vaivén y la incertidumbre sobre quién sería el comprador final, la empresa de origen catalán ha conseguido mejorar sus datos de venta por primera vez en más de un lustro.

Caprabo fue fundada en 1959 por Pere Carbó, Jaume Prat y Josep Botet en Barcelona. La cadena es considerada el primer supermercado de capital privado que se abrió en España. Sin embargo, desde el primer momento Caprabo ha tenido problemas con las personas que formaban su accionariado. Tres años después de su fundación, Prat abandonaba la compañía, siendo sustituido por Silvio Elías.

Quitando estas disputas, Caprabo empezó a expandirse muy rápidamente tanto por Cataluña como por el resto de España. Este auge hizo que muchas miradas del sector se posaran sobre la empresa. Finalmente fue Eroski quien consiguió imponerse a sus otros rivales, entre los que se encontraba Carrefour, Permira o El Árbol, comprando el 75% de la empresa catalana en 2007 por 1.300 millones de euros.

Poco tiempo después, Eroski se hacía con el 100% de Caprabo. Uno de los hechos que hicieron que la balanza se decantase de parte de los vizcaínos fue que quisieran mantener como marca independiente a Caprabo y no fundirla con la de Eroski. Con esta compra, la compañía con sede en Elorrio conseguía entrar, por fin, en el mercado de Cataluña que ya le había sido negado después de que Consum le adelantase en la compra de Dinosol.

El precio inicial de la negociación se situó en torno a los 150 millones de euros

La compra de Caprabo fue la mayor transacción que realizó Eroski hasta ese momento. Sin embargo, la historia económica de los catalanes no había sido especialmente buena en los años anteriores. Después de un buen comienzo, a principio de los 2000, la compañía comenzó a comprar de una manera desorbitada para conseguir resistir ante la competencia. Esto le hizo perder 32 millones en 2005. Por suerte, la cadena no tardó en revertir la situación y solo un año después conseguía salir de números rojos.

BON PREU ENTRÓ EN LA PUJA POR CAPRABO

Tras 13 años de unión, Eroski decidía poner en venta su participación en Caprabo. Esta decisión se tomó en marzo de este año y han sido muchos meses de incertidumbre para la compañía de origen catalán. Los vascos fueron inteligentes a la hora de tomar esta decisión. 2020 fue un año complejo para la mayoría de sectores, menos para el de la alimentación. Todos los supermercados mejoraron sus ingresos y muchos inversores vieron como una oportunidad tener participaciones en este sector.

En esta vorágine, Eroski encargó a PwC la venta de Caprabo. La oferta no tardó mucho en calar y pronto aparecieron los primeros interesados. Uno de ellos fue Bon Preu, líder en ventas de los supermercados catalanes. El precio inicial sobre el que empezó la negociación se situó en torno a los 150 millones de euros. Sin embargo, diversas fuentes del sector apuntan a que la cadena tendría un precio de 300 millones.

Bon Preu no estaba dispuesto a pagar ni el precio inicial. Según un comunicado de la compañía, los principales motivos de esta decisión «han sido la disparidad de criterios sobre el planteamiento de la operación y el desacuerdo en las expectativas económicas entre las partes».

EP CORPORATE GROUP

Finalmente, Eroski ha partido Caprabo y el 50% del mismo ha acabado en manos de EP Corporate Group, propiedad del magnate checo Daniel Kretinsky. Este acuerdo, aprobado por la Unión Europea, ha traído consigo un cambio en el Consejo de Administración, que está presidido por Javier Amezaga. En él, también se encuentran Rosa Carabel, directora general de Eroski; Marco Arcelli, CEO de EP Global Commerce; y Roman Šilha, director de Operaciones Corporativas de EP Global Commerce y VESA Equity Investment.

Caprabo sigue centrado en seguir aumentando su nivel de ventas y repetir este 2021 lo que ya consiguieron en 2020. Por el momento, no parece que vaya a haber más movimientos en cuento a los propietarios del grupo, aunque tanto baile puede hacer que la confianza en la compañía se tambalee.


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