Se acabaron los peajes y el nivel de tráfico de la AP-7 registra niveles previos a la pandemia. La densidad y lentitud del tráfico durante este fin de semana desde Barcelona a Girona ha sido la tónica en los cuellos de botella de las playas de peaje. De cuatro carriles se ha pasado a tres en algunos tramos, para después abrirse de nuevo a ocho en las entradas a los peajes y reducirse a tres en la salida. Cuellos de botella producidos por la improvisación de la Generalitat, pese a conocerse el fin de los peajes tras más de 40 años de concesión desde hace meses.
El 31 de agosto se podía intuir el problema. De hecho, al contrario que el pasado fin de semana, la Generalitat ha instalado líneas de conos para reducir el número de carriles, pero no logra contener el paso de vehículos por esta vía, produciéndose retenciones largas antes y después de las levantadas barreras.
Trànsit se escuda en las retenciones que tuvieron lugar el pasado fin de semana para establecer esta medida, a pesar de conocer que las aglomeraciones en la AP-7
El Govern ha prohibido a todos los vehículos que superen los 7.500 kilos de masa máxima autorizada (MMM) o masa máxima del conjunto entre Maçanet de la Selva (Girona) y L’Hospitalet de l’Infant (Tarragona), en concreto casi 200 kilómetros de prohibición y prácticamente la totalidad del recorrido de la AP-7 en Cataluña. Además, lo ha hecho entre las 17 y las 22 horas, cuando se produce la salida desde los municipios hacia Barcelona, principal punto origen de los viajes hacia la costa durante estos fines de semana y los que vendrán. Y es que, esta medida se ha impuesto durante todos los domingos de septiembre.
CUELLOS DE BOTELLA EN LAS PLAYAS DE PEAJE
La Confederación Española de Transporte de Mercancías (CETM) ha mostrado su «profundo rechazo» a una medida que estigmatiza al transporte. «Trànsit se escuda en las retenciones que tuvieron lugar el pasado fin de semana para establecer esta medida, a pesar de conocer que las aglomeraciones en la AP-7 se generaron por el aumento de desplazamientos debido a la Operación Retorno de Verano«, según ha comunicado la entidad.
Además, también ha criticado que las concesionarias de la autopista AP-7 no hayan retirado los pórticos y elementos arquitectónicos de los peajes, así como estrechar las playas y evitar las aglomeraciones. En la entrada a estas playas aún se pueden leer los límites de velocidad en las señales. De 120 a 90 km/h, para llegar a 50 y circular a un máximo de 30 en las más de entradas habilitadas en el peaje que hay en La Roca. De esas ocho, se reducen posteriormente a sólo tres carriles. El motivo por el que los particulares utilizan estas ocho entradas en vez de habilitar únicamente tres o cuatro aún se desconoce.
EL PRETEXTO DEL GOVERN PARA ELIMINAR LOS CAMIONES HACIA LAS MEJORES COSTAS CATALANAS
Las quejas y críticas de esta patronal han ido también ante la falta de buscar vías alternativas y soluciones más factibles en vez de culpar directamente a los camiones. «El Servicio Catalán de Tráfico pone en marcha esta prohibición a sabiendas de que los camiones no fueron los causantes», ha considerado CETM. La misma entidad ha recordado que es el transporte de mercancía por carretera ha sido el primer pagador de los peajes desde su funcionamiento.
De esta manera, son las empresas de transporte las que tienen que pagar la falta de previsión y la dejadez de Abertis, así como la falta de rango de la Administración con la concesionaria. A juicio de la patronal, «se trata de un pretexto que Trànsit ha utilizado para lograr que los camiones abandonen las autopistas, sin tener en cuenta que afecta a un sector fundamental para garantizar el funcionamiento de la cadena de suministro«. Además, la Generalitat no ha evaluado «el impacto negativo que supondrá para las empresas del sector, incrementando sus costes, puesto que deberán mantener inactivas sus flotas durante el horario restringido o planificar rutas más elevadas en cuanto a tiempo y dinero».
Desde la patronal del transporte han defendido que se busquen otras soluciones que eviten este perjuicio y pedimos que esta medida que se ha establecido de manera temporal no se convierta en una norma perpetua.
LOS PARTICULARES EN LA AP-7: NI RESPETAN LAS NORMAS NI TAMPOCO CIRCULAN POR LA DERECHA
La improvisación de la Generalitat y del Gobierno de Pedro Sánchez, que no ha obligado a Abertis a despejar las playas y eliminar los pórticos de los peajes para evitar este problema, la están pagando los transportistas. Este sector es el que ha utilizado más los peajes desde su implantación, pero ha sido el principal señalado por los políticos como el responsable de producir los atascos. Nada más lejos. De hecho, el carril de los camiones, de obligada circulación para todos los vehículos, ha sido un bálsamo este fin de semana, según ha podido comprobar ‘in situ’ MERCA2.
Trasladarse desde Barcelona hasta La Jonquera, adelantando camiones, es un viaje tranquilo hasta llegar a las playas de los peajes y toparse con los imprudentes. La inmensa mayoría de los particulares evitan circular por la derecha, tal y como ha comprobado este medio. Dejan el carril únicamente para los camiones o algunos que prefieren ir a menos de 120 km/h.
UN COLAPSO EN EL CARRIL IZQUIERDO OBLIGA A REBASAR VEHÍCULOS
El riesgo es poder adelantar. No hay oportunidad alguna de hacerlo por la izquierda a los vehículos del carril central. Adentrarse en el más exterior a las salidas es jugarte unas ráfagas de algún fitipaldi y hacerlo por la derecha está totalmente prohibido. Encajonado, resume perfectamente la situación. La única opción que queda es reducir la marcha y volver a incrustarse entre los dos camiones, que han mantenido su velocidad constante, sin sobresalto alguno.
El carril izquierdo se ha colapsado en el tramo entre La Roca del Vallès y Sant Celoni por segundo fin de semana consecutivo, mientras apenas se han contabilizado unos dos camiones durante el trayecto.
De hecho, adelantar a un camión ha sido una misión de paciencia debido a la falta de respeto y cordialidad entre conductores. Había que dejar pasar a numerosos vehículos antes de iniciar la maniobra con seguridad. Asimismo, una vez sobrepasado al vehículo de gran tonelaje, volver al carril derecho fue una operación que aventura paciencia. Ni dejaban pasar de nuevo a la izquierda ni tampoco se permite adelantar por la derecha.
POCA PRESENCIA POLICIAL PESE A LA DENSIDAD DEL TRÁFICO
En todo el trayecto tan sólo se ha visto un vehículo de los Mossos d’Esquadra, apostado en una de las salidas para auxiliar en las innumerables averías o perseguir a algún sospechoso. En los peajes, nada más que los conos para marcar los límites de la vía y sin señalización previa. Normal que algunos de ellos estuvieran tumbados en el suelo debido a la densidad del tráfico y al sinuosas curvas que dibujaban en la vía.
Tan sólo uno de los numerosos letreros luminosos de la autopista liberalizada hacia la frontera con Francia advertía de la prohibición a los transportistas de circular este domingo por la vía. El buen tiempo de este fin de semana, uno de los últimos de este verano y preludio de la vuelta al cole en Cataluña ha producido un efecto llamada hacia las playas de L’Escala, Palamós y Playa de Aro. Son los destinos turísticos más deseados. Calas remotas y remanso de paz en aguas transparentes. Para llegar a ellas sin los peajes había que atravesar la peligrosa N-II, precisamente por el paso de camiones y las prisas de algunos por adelantar en tramos indebidos.
Pese a que la AP-7 es más segura, la Generalitat ha desviado a los camiones los domingos, prohibiendo el paso de estos vehículos hasta solucionar el problema de las playas. Pero el Govern, con ERC en la competencia de los Mossos, ha preferido desviar la atención sobre un colectivo que sí respeta en su inmensa mayoría la normativa sobre la seguridad vial y la legislación de tráfico, más cuando su medio de vida va en ello.