viernes, 22 noviembre 2024

Repsol reverdece el butano para activar la venta de su filial comercial

Los próximos meses serán muy ajetreados para Repsol. La petrolera tiene dos frentes estratégicos abiertos. Por un lado, la salida a Bolsa de su filial renovable -o entrada de socios-; y, por otro, la venta de su filial comercial/clientes que en estos momentos está en ‘standby’. Sobre este asunto, uno de los puntos de fricción es lo ‘verde’ de algunos segmentos de ese negocio. El tradicional butano (dentro de los componentes GLP), por ejemplo, debe acelerar el proceso.

Hace unos meses trascendió de forma publicada, que no oficial, que se paraba el proceso de venta de la filial comercial de Repsol. Se trata de un segmento que engloba la mayoría del negocio ‘downstream’ de la petrolera. Estaciones de servicio, venta de luz y gas, y productos derivados, entre ellos el butano y propano. El valor de esta división se aproxima a los 10.000 M€, y la parte que se quiere vender ronda el 25%. La propia hoja de ruta del proceso de venta que la compañía presidida por Antonio Brufau no ha desmentido llegaba hasta 2022. Por lo tanto, se trata de una puerta que sigue abierta. Pero se necesitaban ciertos acoples en los que la energética sigue trabajando.

Según ha podido conocer MERCA2, desde Repsol han impulsado en los últimos meses un trato más ‘verde’ en todo lo relacionado con su negocio de GLP. Un segmento que, pese a la caída de ingresos en suelo español -ha pasado de 1.152 M€ en ventas en 2015, a 1.053 millones a cierre de 2020-, se mantiene fuerte dentro de la compañía. Y precisamente eso ha sido algo que generaba ciertas reticencias a la hora de abordar la compra por parte de los fondos interesados.

Por este motivo, Repsol ha impulsado la relación digital con los clientes para la compra de las tradicionales bombonas de butano y, de esta manera, tener una cadena de valor más eficiente a la hora del reparto. Así, consiguen ofrecer una mayor facilidad al cliente, pero al mismo tiempo consiguen ser más eficientes con el transporte del butano.

Repsol necesita que todo fluya algo más verde en su filial de clientes

Otras de las acciones en las que Repsol está poniendo mucho énfasis tiene que ver con las emisiones de CO2. En concreto, la energética ha puesto a disposición de sus clientes GLP un nuevo servicio voluntario que impulsa la compensación de emisiones de CO2 derivadas de ejercer su actividad normal. Gracias a este proyecto, explican desde la compañía “se contribuye al objetivo global de ser una compañía cero emisiones netas 2050 y se refuerza la visión del GLP como energía eficiente y sostenible”. Estos proyectos persiguen la creación, restauración o protección de sumideros naturales (bosques, humedales, océanos, etc.) y generan créditos de carbono. Cada crédito equivale a 1 tonelada de CO2.

LOS OTROS FRENTES DE REPSOL

Junto a esta ‘reverdificación’ del butano y otros gases del negocio de Repsol de cara a activar la venta de la filial de clientes, la petrolera tiene otro frente abierto de gran envergadura que, si todo sigue su curso, se puede cerrar en los primeros meses de 2022. Se trata del negocio renovable y las posibilidades de desinversión que tiene abiertas en estos momentos.

Según publicaba hace unos días MERCA2, el equipo directivo de la petrolera se está preparando para colocar en el mercado un porcentaje de la compañía en los primeros meses de 2022, según explican fuentes cercanas a la firma. Aunque la firma energética no descarta también la incorporación de un socio estratégico.

El proceso se conoce en la jerga financiera como ‘dual track’. En resumen, se trata de una estrategia de desinversión consistente en iniciar, paralela y simultáneamente, un proceso de salida a Bolsa y de venta privada o subasta de una participación accionarial en la compañía. Repsol podría decidirse por esta fórmula, de hecho, se reconoce que es una posibilidad por dos razones principalmente: la primera, es que suelen incrementar las posibilidades de éxito para la venta. Por ejemplo, es una de las opciones preferidas por los grandes fondos de inversión. En segundo lugar, ofrece a la compañía, en este caso a Repsol, una combinación ideal para maximizar el precio y lograr una mayor flexibilidad para ejecutar la operación.

Por ello, el grupo tampoco puede demorar la colocación de una participación. Al fin y al cabo, a medida que se solapen el desarrollo de un gran número de proyectos, la necesidad de inversiones será más grande. Aunque por el momento parece que hay tiempo. En un principio, se especuló con una salida a Bolsa rápida entre mayo y junio que no ha llegado finalmente. Pese a que el motivo no es conocido, sí se ha especulado mucho con él.

Así, para algunos analistas y periodistas la mala evolución de las compañías energéticas podría estar detrás. Para otros, la propia empresa se habría echado atrás en sus pretensiones. Desde Repsol, por su parte, explican que simplemente están cumpliendo con el tiempo pactado con el mercado para buscar la mejor opción posible. En concreto, cuando se informó a los inversores, en el Plan Estratégico, se estableció un periodo de 18 meses que arrancó a finales de noviembre y durará hasta mayo de 2022.

Un intervalo que la cúpula directiva parece querer cumplir. Así, la idea con la que trabaja Repsol sería tener todo listo a lo largo del primer trimestre de 2022 para iniciar los trámites finales, según señalan fuentes cercanas a la compañía. Al final, ese proceso conlleva unos plazos establecidos que podría concluir con un toque de campana protagonizado por Repsol en el propio mes de mayo. Aunque obviamente la fecha exacta todavía no se contempla, dado que debe pasar también por el filtro regulatorio.


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