Repsol no frena en su transformación radical. Así, la firma que preside Antonio Brufau trabaja para sacar su filial de renovables a Bolsa, mientras sigue aumentando su portfolio de activos. De hecho, el equipo directivo de la petrolera está preparando para colocar en el mercado un porcentaje de la compañía en los primeros meses de 2022, según explican fuentes cercanas a la firma. Aunque la firma energética no descarta también la incorporación de un socio estratégico.
El proceso se conoce en la jerga financiera como dual track. En resumen, se trata de una estrategia de desinversión consistente en iniciar, paralela y simultáneamente, un proceso de salida a Bolsa y de venta privada o subasta de una participación accionarial en la compañía. Repsol podría decidirse por esta fórmula, de hecho, se reconoce que es una posibilidad por dos razones principalmente: la primera, es que suelen incrementar las posibilidades de éxito para la venta. Por ejemplo, es una de las opciones preferidas por los grandes fondos de inversión.
En segundo lugar, ofrece a la compañía, en este caso a Repsol, una combinación ideal para maximizar el precio y lograr una mayor flexibilidad para ejecutar la operación. Por un lado, porque produce una mayor competencia por entrar en el capital social. Por otro lado, debido a que este tipo de estrategias «permiten a los inversores posponer la elección definitiva de la forma de desinversión hasta el momento final del proceso y configurar el mecanismo de salida según las circunstancias y condiciones de mercado existentes en cada momento», reza el argot académico.
EL PROCESO DE DESINVERSIÓN ES CLAVE PARA ACELERAR LA EXPANSIÓN
La combinación anterior, permitiría a Repsol cumplir con su gran objetivo de lograr el mayor volumen de recursos posible que se destinarían al crecimiento de la misma. De hecho, la petrolera española ha explicado en reiteradas ocasiones que tanto la OPV como la entrada de un socio, que no son opciones antagónicas, buscaba tanto garantizar un crecimiento sólido y rentable, además, de hacer visible esa rentabilidad como acelerar esa expansión.
Una combinación de elementos vital en mitad de una batalla por el sector que cada vez tiene más actores y cada vez más grandes. Así, la petrolera italiana Eni anunció recientemente el desembarco en el sector renovable español de la mano de Azora y con un portfolio que se acerca a los 3.000 MW. Unas cifras que le ponen al nivel de Repsol en España, con 3.386 MW de activos de generación bajos en carbono, o de Galp que hace un año y medio compró cerca de 3.000 MW pertenecientes a la filial renovable de ACS.
Aunque el crecimiento de Repsol va mucho más allá de España. Así, la firma española anunció su entrada en el mercado de Estados Unidos con la compra de un 40% de Hecate Energy. Una firma muy complementaria al desarrollo del negocio de la petrolera en materia de renovables, dado que ambas apuestan por desarrollar proyectos en etapas muy iniciales para obtener una mayor rentabilidad. Además, también sigue con paso firme en Chile.
Pero todos esos proyectos y desarrollos, junto a los previstos en España, necesitan de una importante inyección económica. En este punto entra la colocación de una parte de la filial de renovables que después, probablemente, será recomprada a medida que el negocio de vuelve maduro y ejecuta desinversiones en sus otros activos energéticos que mantiene por todo el mundo.
REPSOL PREVÉ TENER TODO EN ORDEN PARA SU OPV EN EL PRIMER TRIMESTRE DE 2022
Por ello, el grupo tampoco puede demorar la colocación de una participación. Al fin y al cabo, a medida que se solapen el desarrollo de un gran número de proyectos, la necesidad de inversiones será más grande. Aunque por el momento parece que hay tiempo. En un principio, se especuló con una salida a Bolsa rápida entre mayo y junio que no ha llegado finalmente. Pese a que el motivo no es conocido, sí se ha especulado mucho con él.
Repsol informó a los inversores que había establecido un periodo de 18 meses para decidir sobre la OPV que acaba en mayo de 2022
Así, para algunos analistas y periodistas la mala evolución de las compañías energéticas podría estar detrás. Para otros, la propia empresa se habría echado atrás en sus pretensiones. Desde Repsol, por su parte, explican que simplemente están cumpliendo con el tiempo pactado con el mercado para buscar la mejor opción posible. En concreto, cuando se informó a los inversores, en el Plan Estratégico, se estableció un periodo de 18 meses que arrancó a finales de noviembre y durará hasta mayo de 2022.
Un intervalo que la cúpula directiva parece querer cumplir. Así, la idea con la que trabaja Repsol sería tener todo listo a lo largo del primer trimestre de 2022 para iniciar los trámites finales, según señalan fuentes cercanas a la compañía. Al final, ese proceso conlleva unos plazos establecidos que podría concluir con un toque de campana protagonizado por Repsol en el propio mes de mayo. Aunque obviamente la fecha exacta todavía no se contempla, dado que debe pasar también por el filtro regulatorio.
Repsol, por su parte, explica que sigue abierta a todos los escenarios, dado que todavía está dentro del plazo acordado simbólicamente. Al final, la idea sigue siendo crear un entramado rentable y con el suficiente tamaño, y escala internacional, que sea el futuro de la compañía. Un objetivo que parece a largo plazo, pero para el que es mejor no dormirse para no quedarse atrás.