Siguen las malas noticias para Ence. La empresa dedicada a la producción de celulosa sigue cayendo en Bolsa desde que la Audiencia Nacional anulase la prórroga concedida a su planta en Pontevedra. Esta noticia pone en peligro la continuidad de la fábrica.
Pero no es el único varapalo que Ence ha recibido en estos días. La decisión de la Audiencia Nacional tiene daños colaterales. Y es que, desde el viernes, las acciones de la compañía española se han devaluado hasta situarse en 2,51 euros. Esto supone un descenso del 22% en apenas cuatro días, y una devaluación en Bolsa de 615 millones de euros.
El valor actual de sus títulos son los más inferiores de lo que llevamos de año. En el mes de marzo alcanzaron su valor más alto en 2021: 4,40 euros por acción. Lo que significa un descenso del 42% con respecto al valor actual. Un duro golpe para las aspiraciones bursátiles de la empresa de celulosa.
DECISIÓN DE LA AUDIENCIA NACIONAL
La Audiencia Nacional ha anulado la prórroga concedida en 2016 a Ence. Esta permitía la continuidad de la actividad en la fábrica pontevedresa. La decisión de la Audiencia no sólo no permite la continuidad de la actividad hasta 2073, sino que además reduce la validez de la actual, datada inicialmente hasta 2033.
La empresa ya comunicó que agotaría todos los recursos posibles para revertir esta situación, que ya está dejando sus primeras secuelas. Ence cifró el impacto del cese de actividad en 185 millones. Estiman que reciba una indemnización de 130 millones, cantidad similar a la invertida en esta planta desde la última prórroga concedida.
QUÉ DICEN LOS EXPERTOS
Renta4 opina que “aunque veremos volatilidad en el valor, las caídas abren oportunidades de compra, en un contexto en que el precio actual ya valora en 0 euros la planta de Pontevedra”. Banco Sabadell ha realizado un análisis catalogando como “muy negativa” la noticia. No sólo es negativa por la caída en el mercado de valores, sino “que además aleja el escenario intermedio de una nueva prórroga hasta 2033”.
La empresa se puede agarrar a intentar buscarle una nueva ubicación a la planta (siempre y cuando la sentencia sea firme y finalmente deban cesar las operaciones en Pontevedra). La continuidad de trabajo de la fábrica gallega es una incógnita. Ya veremos si finalmente Ence logra revertir la situación, o por el contrario deben cerrar la fábrica. Por el momento, los inversores no confían en que reciban una sentencia favorable, y se ha evidenciado con la posición bursátil de la empresa.