Los virus se van transformando con el tiempo como parte de su evolución natural y esto es lo que ha ocurrido también con el coronavirus SARS-CoV-2, que tantos quebraderos de cabeza está provocando a la humanidad desde inicios de 2020, cuando se convirtió en pandemia. Desde que se identificó este virus, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha ido supervisando, evaluando y clasificando las distintas variantes en categorías en dos tipos: VOI, o variantes de interés y VOC, o variantes preocupantes. En la actualidad, en la categoría de preocupantes se han clasificado cuatro cepas: Alfa, Beta, Gamma y Delta, pero es sin duda esta última, la variante Delta, la que más alarmas están activando en las autoridades sanitarias de todo el mundo.
1LA VARIANTE DELTA SERÁ DOMINANTE EN AGOSTO
Esta mutación se caracteriza por ser mucho más transmisible que la original, lo que implica que su propagación es mayor y muy rápida, por lo que se está convirtiendo en la cepa dominante en numerosos territorios. Las perspectivas de futuro según la Agencia Europea del Medicamento (EMA) no pintan bien, y se cree que hacia finales de agosto, los contagios con variante Delta supondrán el 90% del total, todo ello incentivado por los desplazamientos turísticos y los viajes durante el verano. Para intentar atajar una situación que podría abocarnos a nuevas restricciones, los países han optado por acelerar las campañas de vacunación y ampliarlas a todos los grupos de edad, con la esperanza de poner cierto freno a su implacable expansión.