‘Operación Triunfo‘, uno de los programas más míticos e importantes de la historia de la televisión en España, ya se prepara para la que será su duodécima edición del talent musical. Este se emitirá por cuarta vez consecutiva en La 1 de TVE, cadena a la que regresó el formato tras cinco ediciones en Telecinco. A lo largo de todos estos años ha habido más de una veintena de famosos que han formado parte del jurado pero muchos han abandonado el programa o fueron despedidos de mala forma. Mónica Naranjo fue una de ellas, y ahora te contaremos los detalles de la historia.
Para muchas personas Mónica Naranjo es un personaje recurrente debido a la su aparición en diferentes talent show destinados a la pequeña pantalla. Esta situación se debe a que en los últimos años la cantante ha participado en múltiples concursos que giran entorno a una temática musical, ya sea ejerciendo un papel como componente del jurado o estricto o benévolo. Sin embargo, parece gafada con el cometido porque no ha solido acabar bien casi nunca por los diferentes programas en los que ha estado.
4El público es sagrado a pesar de todo
Un concurso que vive del fenómeno fan como ‘Operación Triunfo’ puede soportar, e incluso beneficia en polémica y audiencia, una deliberación dura o discusiones con el alumnado, pero no encarase con el público o incluso insultarle. Es lo que hizo Mónica Naranjo en la edición del 2017. La gala iba perfecta con emoción, buenas actuaciones, risas… hasta que llegaron las valoraciones del jurado y la reacción del público, o mejor dicho de una persona.
Cuando la cantante estaba valorando a Nerea, un asistente imitó el sonido de un asno al rebuznar, en clara alusión a la apariencia física de la concursante. La catalana no dudo en reaccionar seguramente como cualquiera en una situación que no fuera una gala de televisión en directo: “No sé quién ha hecho eso, pero me parece un verdadero imbécil”, dijo muy indignada, lo que provocó una ovación del público. Sin embargo, para un programa es problemático que alguien del equipo insulte a un anónimo del público, por mucho que su actitud fuera deleznable.