La morosidad de los créditos concedidos por los bancos, cajas y cooperativas a particulares y empresas aumentó ligeramente al 4,53% en abril, frente al 4,51% de marzo y el 4,75% de un año antes.
Este aumento se produce tras el descenso registrado en marzo, si bien no alcanza el nivel registrado en febrero, cuando la ratio de morosidad se situaba en el 4,55%, según los datos provisionales del Banco de España recogidos por Europa Press.
Los créditos dudosos aumentaron un 0,02% respecto al mes anterior, hasta 54.991 millones de euros, aunque disminuyeron un 4,5% frente al dato de abril de 2020.
En el cuarto mes de 2021 se produjo un descenso del 0,30% en el crédito total del sector, hasta 1,214 billones de euros. No obstante, este volumen de crédito era un 0,16% superior al registrado un año antes.
Las cifras incluyen el cambio metodológico en la clasificación de los Establecimientos Financieros de Crédito (EFC), que desde enero de 2014 han dejado de ser considerados dentro de la categoría de entidades de crédito.
Sin incluir los cambios metodológicos, la ratio de morosidad se situaría en el 4,63%, puesto que el saldo de crédito fue de 1,185 billones de euros en abril de 2021, al excluirse el crédito de los EFC.
Las provisiones de las entidades financieras descendieron por primera vez desde octubre de 2020 y se situaron en 41.239 millones de euros en el cuarto mes del año, 27 millones de euros menos que en marzo (-0,06%), si bien ha aumentado un 12,48% más si se compara con la cifra de abril de 2020, cuando se colocaron en 36.664 millones de euros.
La ratio de cobertura, medida como el total de provisiones sobre el total de los créditos dudosos, se situó en el 74,99%, frente al 75,05% de marzo y el 64,22% de abril de 2020.
CONTRACCIÓN DEL CRÉDITO
El aumento de la ratio de morosidad, que se produce a la vez que se registra una caída del crédito total concedido, llega en un contexto en el que los principales organismos internacionales y nacionales, así como firmas crediticias, han venido advirtiendo de que en los años 2021 y 2022 aflorará la morosidad derivada de la crisis del coronavirus, que se ha mantenido contenida gracias a las medidas de apoyo desplegadas para hacer frente a la crisis, como avales públicos y moratorias.
El Banco de España ya ha identificado los primeros indicios de un potencial deterioro en la calidad crediticia de los préstamos, como son el fuerte aumento del crédito en vigilancia especial (stage 2), que es aquel en el que el riesgo de impago ha aumentado significativamente desde su reconocimiento inicial, pero no lo suficiente como para clasificarlo como dudoso.
Además, ha constatado que las señales de deterioro crediticio en las carteras de préstamos avalados y en moratoria son «significativamente superiores» a las del resto de las carteras. La mayoría de las moratorias vigentes vencerá a lo largo del segundo trimestre.