El coste energético supone aproximadamente entre el 10% y el 15% de los gastos de explotación de un hotel y, dentro del mismo, el consumo de electricidad es el más importante. Por eso, desde el sector hotelero crece la preocupación ante el nuevo recibo de la luz, que ha entrado en vigor el 1 de junio. Y es que, al elevado precio medio del kWh que en los primeros quince días de junio ascendía a 19,65 céntimos, un 73,7% por encima de los 11,31 céntimos de junio de 2020, se une una nueva tarificación para agosto, que abandona la zona valle para el mes completo.
La Asociación Empresarial Hotelera y Turística de la Comunidad Valenciana (Hosbec) también considera que el nuevo de sistema precios y tramos horarios para la energía eléctrica va a tener un impacto muy importante en el sector. Según la patronal hotelera, este incremento viene determinado sobre todo porque el periodo de mayor ocupación hotelera (agosto) con el sistema anterior se consideraba periodo valle y ahora deja de tener esta calificación.
En agosto es cuando el gasto es mayor en la mayoría de los establecimientos hoteleros españoles y cuando el consumo en climatización va a disparar de forma considerable la factura de electricidad este próximo verano. Los hoteles no pueden desplazar sus consumos eléctricos a las horas valle, como se aconseja desde la CNMC a las familias. Sus hábitos de consumo son muchísimo más rígidos y no pueden escapar del ‘tarifazo’.
Fuentes del sector echan cuentas y estiman que la factura de la luz anual se incrementará en un 10%. Incluso, en las zonas donde en verano aprieta más el calor y el aire acondicionado no puede dejar de estar en funcionamiento, creen que se puede disparar todavía más esa subida.
Esta mala noticia llega en un momento en el que los hoteles vuelven a la actividad de manera progresiva después de estar cerrados, en muchos casos, durante los últimos 15 meses. Con la necesidad de implementar medidas que transmitan seguridad a sus clientes, lo que supone también un gasto mayor, y todavía sin la demanda habitual previa a la pandemia, los hoteles españoles también perciben, como los consumidores domésticos, el efecto que plantea esta subida de la luz, alejado de la realidad social y empresarial de España.
En este sentido, iGEX, el asesor energético del Instituto Tecnológico Hotelero (ITH), aconseja a los hoteles que revisen los parámetros técnicos de sus contratos, a fin de mantener lo más contenido posible dicho incremento del coste. Esto conlleva la dedicación de recursos para una correcta optimización mediante el uso de herramientas de cálculo especializadas, por lo que la intervención de un asesor energético es básica para este objetivo.
Con el cambio de tarifas, según ITH, se observa que las ofertas de las comercializadoras se están incrementando en algunos casos en más del 10% y el mercado de la energía, más allá del coste regulado, ha experimentado un notable incremento, llegando a marcar máximos históricos desde el mes de marzo de 2021. «La tormenta perfecta, podríamos decir, cuyo impacto veremos reflejado incluso en nuestros propios domicilios».
Por eso, ahora más que nunca, la labor de un experto que oriente a la optimización de sus contratos, que ayude en la mejora de la eficiencia energética para la reducción de consumos de sus instalaciones y la inversión en autoconsumo fotovoltaico para una mayor autodependencia energética, son ejes fundamentales para la mejora de la competitividad del sector, al menos en lo que ha materia energética se refiere.
EFICIENCIA Y ENERGÍA VERDE
Aproximadamente el 40% de la energía que consumen los hoteles es energía eléctrica, utilizada para su consumo en alumbrado, ascensores, bombeo de agua, aire acondicionado, maquinaria eléctrica de cocinas, restaurante, lavandería, o las bombas de calor eléctricas, que permiten el suministro de calefacción durante los meses fríos.
También utilizan algún combustible, para la producción de agua caliente para calefacción (si no dispone de bomba de calor), para la producción de agua caliente sanitaria (ACS), para la calefacción de la piscina cubierta, el que la tenga, y también para el suministro de la cocina. Estos pueden ser combustibles fósiles o, como es el caso ya de muchos establecimientos, biocombustibles (biomasa).
Según estudios realizados, existen claras evidencias de que los hoteles tienen un potencial de ahorro energético de, al menos, entre un 10% y un 15% de la energía que consumen. A este respecto, es conveniente llevar a cabo una política energética orientada al ahorro y la eficiencia energética acorde con el desarrollo sostenible, fomentando las inversiones encaminadas a una disminución de los costes energéticos y la reducción del impacto ambiental originado por el uso de la energía.
Hasta hace escasos años, y aún en la actualidad, existen establecimientos que no realizan un control riguroso del consumo energético, y en algunos casos no conocen al detalle las instalaciones energéticas del hotel, presentando niveles de eficiencia energética por debajo de lo deseable, y de lo rentable.
La partida de calefacción y aire acondicionado es la principal consumidora de energía de un hotel, por lo tanto, los principales esfuerzos de los empresarios hoteleros a la hora de realizar inversiones en ahorro energético, deberían dirigirse a la reducción del consumo de climatización, mediante la utilización de tecnologías más eficientes o mediante la reducción de la demanda.
La Comisión Europea calcula que es posible un ahorro del 15% al 20% en calefacción; del 5 al 30% en refrigeración; del 40% al 70% en agua caliente y del 7% al 60% en iluminación, en los hoteles de la UE.
EL OCIO RESPONSABLE DE ECO-HOTELES
Si quiere cumplir con los ODS de Naciones Unidas y el objetivo de mantener el calentamiento global por debajo de 2ºC, el sector hotelero está obligado a reinventarse a nivel mundial. ‘The International Tourism Partnership (ITP)’, una organización que reúne a las 30.000 empresas hoteleras más grandes del mundo, calculó que la industria hotelera debe reducir sus emisiones de carbono un 66% para 2030 y un 90% para 2050 para cumplir con los objetivos de acción climática establecidos en la COP 25.
En concreto, la oferta de los eco-hoteles en España pone de manifiesto que el ocio no está reñido con el uso responsable de los recursos naturales y locales. De hecho, el turismo sostenible incrementa la sensación de bienestar del viajero al favorecer la conexión de la persona con el entorno natural y social elegido para vivir sus vacaciones.
Dos de cada tres personas quieren disfrutar de sus días de descanso respetando el medioambiente. España se posiciona como uno de los destinos donde más se consolida el turismo sostenible. Las reservas de viajes en hoteles sostenibles o eco-hoteles se han disparado un 237% en lo que va de año, mostrando un incremento por encima de la media global (189%) en el conjunto de los mercados de España, Francia, Bélgica, Luxemburgo y Países Bajos, analizados por el portal Weekendesk.es.
Y es que la conservación del medioambiente es una preocupación que cada vez cala más la sociedad española, cambiando progresivamente su modo de vida y adaptando sus costumbres a un ocio más responsable. Y el turismo no es la excepción. El viajero cada vez toma más conciencia de la huella que deja tras sus pasos y, por eso, busca opciones que disminuyan en buena medida su impacto en el planeta.
En España, todos los establecimientos hoteleros de nueva construcción tienen en cuenta todos estos aspectos de eficiencia energética, pero el sector necesita de ayudas públicas para poder adecuar las instalaciones más antiguas a las nuevas exigencias, máxime en las circunstancias actuales, en las que se ha atravesado un desierto de demanda de alojamiento, que ha dejado las arcas de la mayoría de establecimientos bajo mínimos.