Si se piensa en una salsa por excelencia esa es la salsa de tomate frito. No solo es una de las recetas más deliciosas, sino que también está entre las salsas más consumidas en todo el mundo, además de ser la base para otras muchas salsas muy conocidas, como el kétchup. Por eso no es de extrañar que se produzcan más de 170 millones de toneladas de tomate anualmente en todo el mundo y que el 25% vaya destinado para la industria de producción de salsas y preparados.
Pese a que esta industria ya aporta preparados listos para usar, todos los fanáticos de una buena salsa de tomate casero que no se conforman con las comerciales, deberían conocer algunos trucos para conservar la salsa casera y no tener que hacerla cada vez que se necesite para alguna receta ni usar la comprada…
5Trucos para obtener la mejor calidad
Si la salsa de tomate que has preparado tiene demasiada agua, entonces puede que al descongelar surja un problema, y es que se desligue y veas algo de líquido separado de la salsa. Además, se formarán más cristales de hielo durante la congelación.
Para reducir este efecto negativo, asegúrate de hervir la salsa de tomate a fuego lento durante el suficiente tiempo para que pierda la mayor cantidad de agua posible y se reduzca al máximo, quedando más espesa.
Si ves que aún así sigue teniendo agua al descongelar, puedes volver a hervir un poco hasta que la pierda tras la descongelación.