Ballenoil ha incorporado a su red de estaciones de servicio las gasolineras de Zerogas, grupo que cuenta con seis puntos de distribución en funcionamiento repartidos entre Madrid, País Vasco y Castilla La Mancha, con lo que supera las 145 gasolineras mixtas en el territorio nacional, informó la compañía.
En concreto, además de estas seis estaciones, Ballenoil se encargará del montaje y puesta en marcha de 12 nuevas gasolineras que Zerogas tiene proyectadas.
De esta manera, la cartera de proyectos del grupo supera ya las 60 estaciones para fortalecer su presencia en comunidades donde opera (Cataluña, Comunidad Valenciana, Andalucía, Castilla y León, Castilla La Mancha, Asturias), y abrir en nuevos mercados, como País Vasco, donde comenzará a prestar servicio antes de lo previsto.
En la actualidad, Ballenoil cuenta con más de 200 trabajadores que atienden en la misma estación a los conductores que se acercan a repostar.
El modelo que encarna la firma, y que puso en marcha de forma pionera hace más de diez años en España, ha tenido una gran acogida entre los consumidores españoles. Basado en la idea de negocio, denominada ‘Low-Good’ (Low cost-Good Quality), en virtud del cual cada gasolinera de la cadena implantada con ese modelo de negocio paga un canon mensual.
La compañía destacó que la simplificación al máximo de las gasolineras permite ahorrar costes para «poder ofrecer un combustible de la máxima calidad a un precio notoriamente inferior a la media y, además, posibilita que la gestión del negocio sea sumamente sencilla, razón por la cual, se trata de una empresa que prácticamente funciona sola».
Según fuentes del sector, la idea, concebida hace ya más de 10 años, de crear una estaciones de servicios tan diferentes surgió durante la crisis que a partir de 2007 azotó España y su desarrollo requirió de muchos meses.
El destino y la crisis hizo coincidir a Juan Sanz y a David Querejeta, el primero provenía del sector de hidrocarburos y la familia del segundo detentaba la cadena de centros de lavado de vehículos ‘La Ballena Azul’.
«Y así unieron su esfuerzos para con ayuda de familiares y amigos desarrollar el nuevo modelo de negocio a través de dos sociedades. Mucha gente colaboraba dando ideas sobre la mejor manera de ahorrar costes hasta que finalmente el modelo de negocio quedó cuadrado, era viable sobre el papel y decidieron comenzar a implantarlo; en un principio se valieron del propio espacio que ya tenían los centros de lavado de ‘La Ballena Azul’, que además estaban bastante afectados por la crisis», indicaron las mismas fuentes.
La administradora y socia principal de esta cadena de centros de lavado, era la madre de David Querejeta, Jacqueline Luccioni, si bien desde un principio dicho vínculo familiar no impidió que todo se negociara como si de terceros independientes se tratara, «de forma que las dos sociedades que habían estudiado, desarrollado y diseñado el modelo de negocio exigieron como condición para la expansión del mismo, el cobro de un canon mensual por cada gasolinera que acogiera dicho sistema desarrollado y diseñado por ellas», añaden las mismas fuentes.
Pese a que inicialmente no pensaran en que se fueran a implantar más de seis u ocho gasolineras, el negocio hizo que dicho número creciera solo y exponencialmente, a medida que los propietarios de las gasolineras tradicionales iban ofreciendo sus propias instalaciones para acogerlas y adaptarlas a ese modelo de negocio.