Los tiempos han cambiado y lo que antes se veía como inusual y raro, ahora no sólo es más habitual sino que se ve de manera más natural dentro de la libertad de cada uno. Uno de esos temas es el de la maternidad. Cada vez más mujeres por decisión propia no quieren ser madres y lo dicen abiertamente. Una de ellas ha sido Cristina Pedroche, que nunca se muerde la lengua al hablar de cualquier tema, incluida su vida personal. Veamos por qué y si su pareja Dabiz Muñoz está de acuerdo y tampoco tiene activado ese deseo de tener descendencia.
Presumiendo de tipazo y de bronceado con un look de lo más sexy compuesto por minifalda de estampado animal print en blanco y negro a juego cazadora en tejido denim y un sensual sujetador rosa fucsia, Cristina Pedroche ha hablado de ello reapareciendo públicamente como Intimina, productos femeninos de higiene íntima. Una vez más ha sorprendido por su franqueza al hablar de temas tabú como la menstruación, asegurando que aunque sigue recibiendo críticas cada vez que comparte imágenes de su copa menstrual en sus redes sociales, a ella le da “igual porque yo soy como soy. Y si no me critican por esto lo hacen por otra cosa”. Pero vamos a centrarnos en lo que habló sobre la maternidad.
5El último año no ha ayudado
Independientemente de sus planes, de si querrán o no tener hijos, lo cierto es que las circunstancias del último año con la pandemia no eran ni mucho menos propicias para adentrarse en la maternidad. Cristina Pedroche y Dabiz Muñoz son de esas parejas que parecen tenerlo todo: un matrimonio sólido y lleno de amor, unos negocios prósperos y éxito a raudales. Sin embargo, al igual que para la mayoría de la población, la llegada del COVID19 a nuestras vidas lo cambió absolutamente todo. De repente, el negocio tan exitoso que había montado el chef, DiverXo, y que tantas alegrías le había dado, empezó a hacer aguas debido al cierre de la hostelería. A eso hay que sumar el incendio de su restaurante en El Corte Inglés de Serrano, lo que obligaba a desalojar a comensales y trabajadores.
Y, tras la reapertura, el positivo en coronavirus por parte de algunos de los empleados supuso un nuevo varapalo para la pareja, quién de nuevo veía frustrados sus planes de poder retomar el funcionamiento normal del negocio. Y, para colmo, cuando ya por fin creían poder volver a abrir las puertas del restaurante, eran las restricciones impuestas en la capital las que obligaban a posponer la reapertura.