Tener un socio tóxico es una de las peores cosas que le pueden pasar a un emprendedor, porque alguien así puede conseguir que la bonita experiencia de montar un negocio se convierta en una auténtica pesadilla. Si notas que la persona con la que te has asociado es un lastre y no te deja avanzar ni profesional ni personalmente, quizá sea hora de hacer cambios.
Encontrar un socio no es fácil, y no siempre se tiene la suerte de acertar a la primera. Esa persona que parecía ideal para trabajar codo a codo contigo puede acabar siendo un gran problema: llega tarde, genera mal ambiente en el trabajo, nunca hace críticas constructivas, es demasiado exigente, gestiona mal el dinero… Si las cosas van mal, es momento de buscar soluciones.
5El mediador como figura clave
Plantearle a un socio tóxico que hay un problema grave que está causando él y que hay que solucionarlo, nunca es fácil. Puedes encontrarte con una persona que no está dispuesta al diálogo. De ahí que muchas veces la mejor solución sea contar con la ayuda de un tercero objetivo para intentar resolver el conflicto.
A través de los colegios de abogados es fácil encontrar especialistas en mediación. Lo que hace el mediador es escuchar la versión de cada uno de los implicados y fomentar el diálogo para intentar alcanzar una solución. No siempre es posible recuperar una relación profesional que ya está enquistada, pero en algunos casos se pueden mejorar mucho las cosas.
Si al final no es posible solucionar el problema, habrá que tomar decisiones drásticas. O se marcha tu socio, o te marchas tú, o se disuelve la empresa. Aunque es una situación complicada, recuerda que si ya has emprendido una vez puedes hacerlo otra, no va a ser el fin del mundo. Además, es posible que te vaya mucho mejor en solitario o con otro socio que no tenga una personalidad tóxica.