Una ruptura matrimonial nunca es fácil, pero la cosa se complica todavía más si los cónyuges decidieron emprender en pareja en su momento. Incluso si solo uno de ellos es dueño de la empresa, la separación puede tener consecuencias legales para la misma.
No obstante, un divorcio no tiene que implicar necesariamente la desaparición del negocio. Hasta en aquellos casos en los que pertenezca a ambos, se puede llegar a un acuerdo. Por otro lado, no hay que perder de vista la importancia del régimen económico matrimonial.
4Negocio puesto en marcha por ambos cónyuges
Con independencia del régimen económico matrimonial elegido, si la empresa se funda conjuntamente después del matrimonio, tanto esta como sus ganancias pertenecerán a ambos al 50%. Este es uno de los supuestos más complicados de resolver cuando se produce una ruptura de la pareja.
Lo más habitual es que uno de los socios compre al otro su parte, pero hay casos en los que no resulta posible alcanzar este acuerdo, así que solo quedan las opciones de vender la empresa a un tercero o proceder directamente a su liquidación.