Una ruptura matrimonial nunca es fácil, pero la cosa se complica todavía más si los cónyuges decidieron emprender en pareja en su momento. Incluso si solo uno de ellos es dueño de la empresa, la separación puede tener consecuencias legales para la misma.
No obstante, un divorcio no tiene que implicar necesariamente la desaparición del negocio. Hasta en aquellos casos en los que pertenezca a ambos, se puede llegar a un acuerdo. Por otro lado, no hay que perder de vista la importancia del régimen económico matrimonial.
3Empresa puesta en marcha antes del matrimonio
En algunos casos el emprendedor pone en marcha su negocio y luego decide contraer matrimonio. Como la empresa ha nacido antes del matrimonio, será siempre un bien de carácter privativo, pero no así los beneficios. Si se establece un régimen de gananciales, los beneficios que dé la empresa a partir de la fecha de matrimonio se considerarán pertenecientes a cada uno de los cónyuges.
Esto implica que, en caso de divorcio, habrá que liquidar las ganancias obtenidas para repartirlas al 50%. Y esto puede ser muy grave para el negocio, puesto que podría dar lugar a problemas de liquidez para hacer frente al pago de las deudas pendientes.