Hace ya tiempo que Pablo Díaz empieza a cansar a parte de la audiencia, por muchos motivos como veremos. Las redes sociales se hacen eco programa tras programa de quejas, denuncias y críticas irónicas con el programa y el concursante. Lo cierto es que cuando alguien está tan cerca de ganar el suculento bote de ‘Pasapalabra’ y no acaba de hacerlo, se piensa mal, y más con escenas y hechos como los que luego veremos.
La nueva etapa de ‘Pasapalabra’ que comenzó en 2020 en Antena 3, desde que se cancelase en Telecinco, tiene ya dos nombres que la representan: Roberto Leal, su nuevo presentador, y Pablo Díaz, el concursante que está en camino de entrar en el olimpo de los míticos de la historia del programa. Ha conseguido subir la audiencia pero también la polémica semana tras semana. Díaz, que tiene una gran experiencia, sangre fría y una gran rapidez mental, parece que le llevará irremediablemente va a ganar el bote, pero muchos no se alegrarán y de hecho no desean ya que lo haga. ¿Por qué tanta inquina y persecución creciente?
4La última y reciente polémica con el presentador
Pablo Díaz también ha tenido enganchadas con el presentador, Roberto Leal, o al menos malas caras, como ocurrió en el programa de ayer. «F: ave palmípeda también conocida como pato negro, con el pico ancho y robusto y cerca de un metro de envergadura». Esta definición se convirtió en su particular tortura. El joven tinerfeño se frustró y no tuvo se mejor Rosco, aunque sus malas caras y gestos lo achacó a culparse a sí mismo y no a reprochar algo al presentador. «No me enfado contigo, eh, es conmigo«, le dijo Díaz a Roberto Leal.
Una vez más, Pablo acumulaba 22 aciertos y un solo fallo, tras lamentarse amargamente haber dicho «Funa», cuando la respuesta era «Fusca». El concursante compartió su frustración con sus seguidores en redes. Recordemos que incluso tiene un canal de Twitch donde practica y comparte su entrenamiento. Otro motivo más para que parte de la audiencia cada vez le apoye menos, debido a su impaciencia, soberbia a veces, malas caras y el quedarse siempre sospechosamente a una respuesta del bote.