La vuelta a los conciertos y festivales está más cerca que nunca. Algunos de los festivales más sonados han confirmado su edición de este año, otros todavía prefieren esperar al año que viene. Pero la mayoría ha tenido que pasar por un proceso de reinvención para poder ofrecer la mejor música en directo, y sobre todo para garantizar las mejores condiciones sanitarias para sus melómanos.
Según el anuario de la Asociación de Promotores Musicales, el sector de la música en vivo facturó en 2018 un 24% más que el año anterior, llegando a los 334 millones de euros. En 2019 la facturación ascendió a los 382,5 millones de euros, un 14,6% más que en 2018. Sin embargó, el pasado año descendió un 63,8%, con un total de facturación de 138,5 millones de euros.
La escuela de negocios OBS Business School cifra, en un informe sobre la festivalización que el gasto medio por persona en un festival es de 500 euros incluyendo entradas, alojamiento, transporte y alimentación. Cada festival genera una media de 130 empleos directos y otros 230 indirectos. Y a todo esto tenemos que sumar que cada año más de 3 millones de espectadores acuden a los festivales que se realizan por toda España.
Solamente el Primavera Sound y el Sónar tienen un impacto económico estipulado en 120 millones de euros. Pero según la Asociación de Festivales de Música (FMA), “a la hora de analizar el impacto de los festivales de música de forma individual, hay discrepancias en el alcance y en la forma de medir los datos, por lo que en muchas ocasiones no son datos comparables entre festivales, resultando difícil conocer el impacto agregado y real del sector”.
Igualmente, la cancelación de dichos eventos provoca que la industria que hay a su alrededor se vea seriamente perjudicada. Si bien las promotoras pueden trasladar a futuro los costes de aplazamiento y negociar las condiciones fiscales, las empresas encargadas de la iluminación, montaje, catering o sonido se ven abocadas a una crisis. Además, las ayudas que proporciona el gobierno al sector cultural son escasas, por lo que la recuperación es aún más difícil.
REINVENCIÓN
El punto positivo lo puso Love of Lesbian con su concierto en Barcelona, al que asistieron 5 mil personas sin distancia de seguridad, pero con mascarilla y haciéndose un test de antígenos previo al concierto. «El concierto piloto de Love of Lesbian fue un éxito: los resultados nos aportaron luz y esperanza y nos han ayudado a conseguir que estos tres festivales puedan seguir adelante con su edición 2021» destaca el presidente de la Asociación de Promotores Musicales (APM), Albert Salmerón.
«Los resultados confirmaban que los conciertos masivos pueden ser seguros si se toman las medidas adecuadas. Sin embargo, los test de antígenos requieren de una logística y un personal que implica un coste elevado para la organización. Sería necesaria la colaboración de las diferentes Administraciones para recuperar cuando antes cierta normalidad en la realización de los conciertos y festivales» comenta Salmerón.
Algunos festivales han optado por ofrecer conciertos en diferentes días, pero se ha cambiado el estar de pie bailando con estar sentado, o bien en grupo o bien individualmente. El festival Tomavistas ha optado por esta opción, colocando grupos de personas de 6 personas sentadas con una mesa.
«Aún es muy difícil hacer predicciones y saber qué formatos podremos llevar a cabo en los próximos meses, pero creemos y esperamos que iremos ganando terreno a la pandemia» confirma el presidente de APM. «Ahora mismo seguimos trabajando, adaptándonos a la situación, siguiendo las indicaciones de las autoridades sanitarias y adaptándonos a las diferentes restricciones que hay en cada momento» resume.
Bien es cierto que lo que espera el sector es que la vacunación sea rápida, y termine cuanto antes para poder volver a ofrecer festivales como antes. Pero en lo que coinciden todos es que hay mucha incertidumbre, y 2022 parece un buen año para que todo vuelva a la normalidad. «Esperamos que en 2022 podamos volver a un escenario de normalidad, como el de antes de la pandemia» expresa Salmerón.
CONGLOMERADOS
El buen sino de los festivales ha provocado que pase a estar controlado por pequeños conglomerados o empresas que organizan varios festivales. Incluso en algunos festivales se han colado fondos de inversión internacionales, como es el caso del Primavera Sound, controlado por Murmur Town Producciones, que vendió el 29% de sus acciones al fondo de inversión estadounidense The Yucaipa Companies.
The Music Republic es otro grupo empresarial que está detrás de festivales como Arenal Sound, FIB, Festival de las Arts, Granada Sound, Viña Rock o Madrid Salvaje. Last Tour International organiza los festivales Bilbao BBK Live, Azkena Rock o el Donostia Kutxa Kultur. Por último, Mad Cool Festival S.L. se encarga del Mad Cool junto con la colaboración de la multinacional Live Nation.