Tras la junta de accionistas, CaixaBank tiene claro que en su camino tiene que superar piedras muy grandes. Las piedras son los tipos de interés, la negociación del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) y el Gobierno que preside Pedro Sánchez, que bendijo la fusión de CaixaBank y Bankia y que ahora se hace el sorprendido por la magnitud del ajuste que viene y reclama que el ERE tenga menos despidos de los 7.800 que ha previsto CaixaBank.
Estas tres piedras están interconectadas y en la junta de accionistas de CaixaBank tanto el presidente del banco, José Ignacio Goirigolzarri, como el consejero delegado, Gonzalo Gortázar, pusieron mucho empeño en señalar que el ERE no es un capricho sino que es una medida necesidad para asegurar la sostenibilidad de la entidad, ya que, con los tipos de interés actuales, tomar depósitos y dar hipotecas no es un negocio que permita a largo plazo mantener CaixaBank en pie, algo importante para el Estado, que tiene el 16,1% de la entidad, y para la sociedad, en este caso por la Obra Social, que, entre otros, ayuda a mucha gente desfavorecida, sostienen en la entidad financiera.
CONTEXTO CAMBIANTE
El mundo ha cambiado, ya no se puede hacer banca igual que antes y con los tipos de interés en negativo y una fusión por delante o se toman medidas o el edificio no se mantendrá en pie. CaixaBank argumenta que las medidas, aunque sean duras y complicadas, hay que llevarlas a cabo porque no se puede esperar a hacer las cosas cuando el contexto empeore. Esta es la justificación para hacer un ERE que prevén que afecte a 7.800 empleados.
El problema para el banco es que los sindicatos se niega a un ajuste que se lleve por delante a unos 4.000 empleados de 50 años o menos y que el Gobierno apoya a los trabajadores en su batalla por reducir el número de bajas. Sobre el papel, el Ejecutivo no puede impedir el ERE. La reforma laboral del PP, aún vigente, eliminó el veto de la Autoridad Laboral a los ERE, lo cual hace que las críticas del Gobierno no pasen, por ahora, de ser papel mojado, pero, desde luego, la del Gobierno es una presión incómoda.
CaixaBank y BBVA van a sentir la presión del Gobierno. Por el lado del banco de la estrella azul, Goirigolzarri y Gortázar se encontraron que la mañana del día junta de accionistas, el diario El País, el medio de comunicación escrito de línea editorial más cercana al Gobierno que encabeza el socialista Pedro Sánchez, publicó que el Ministerio de Trabajo ha enviado sendos escritos a CaixaBank y BBVA recordándoles la obligación legal de negociar medidas para aminorar las reducciones de plantilla.
Según El País, en la misiva, Trabajo recuerda a los dos bancos lo que dice que el reglamento que regula los procedimientos que deben seguir los despidos colectivos, subrayando expresamente que las empresas están obligadas a buscar medidas para “evitar o reducir” los recortes de plantilla y a amortiguar las consecuencias de la decisión empresarial “con medidas sociales de acompañamiento”, que suelen ser planes de reinserción y recolocación de los afectados. Este medio agrega que el texto también se ha remitido a los representantes de los trabajadores de las dos entidades y a la Inspección de Trabajo, que tiene que acompañar el proceso y emitir un informe sobre él. Concluye este rotativo señalando que este último documento suele tener mucho peso en caso de que no haya acuerdo y el conflicto llegue a los tribunales.
CaixaBank, que tiene al Ejecutivo muy encima, no se puede permitir aplicar un ERE sin acuerdo. Tendría un coste de reputación brutal para una entidad que la sociedad sí percibe como social de verdad. Y es que incluso cuando la imagen de la banca estaba por los suelos en el marco de la crisis de las subprime y de la crisis de las cajas, CaixaBank tuvo una valoración buenísima, algo que ha mantenido hasta ahora.
Este es el marco en el que a CaixaBank le va a tocar lidiar con el Gobierno, que después de dar visto bueno a la operación de fusión sin poner problemas, ahora se dedica a quejarse de la cantidad de despidos y de los sueldos de los banqueros en entidades que hacen ERE. Sin citarlo Gortázar le lanzó un dardo al Gobierno al recordar que “los accionistas aprobaron la fusión de manera absolutamente mayoritaria y esa operación conlleva necesariamente una racionalización después de la integración”. En cristiano: bendijeron una fusión sabiendo que toda fusión tiene ajustes.
A la luz de los antecedentes no parece probable que CaixaBank vaya a sacar adelante el ERE a la brava, pero, por si acaso, y aunque no pueda hacer mucho, el Gobierno presiona.
DESACTIVAR AL GOBIERNO
CaixaBank no se puede permitir un ERE sin acuerdo y el Gobierno que, por medio del FROB, está presente en el accionariado del banco, no puede permitir un ERE en el que no consiga una reducción considerable de las bajas. O por lo menos intentarlo. Y es que tras el fracaso de las elecciones a la presidencia de la Comunidad de Madrid, el Gobierno, en manos de los socialistas, no quiere que cale en la opinión pública que un Ejecutivo de izquierda no hace nada para evitar que una gran empresa haga los miles de despidos que tiene previstos. En base a este discurso político cobra sentido que el FROB (el Estado), que es el segundo máximo accionista de la entidad, haya votado en contra del aumento de la retribución.
La clave para desactivar al Gobierno es que CaixaBank logre un acuerdo con los sindicatos. El problema de estos pactos suele estar en el número de bajas y en el importe de las indemnizaciones, pero, en este caso, el mayor obstáculo es que CaixaBank no cede, al menos por ahora, en que la mitad de los que dejen el banco debe contar con 50 años o menos. Parece más factible que el banco ceda en el número que en la pirámide de edad de las salidas. “Priorizamos la voluntariedad y la meritocracia», dijo el número dos, que volvió a dejar claro que no tienen intención de que la mayoría del ajuste se haga dando salida a los trabajadores más mayores del banco porque sería descapitalizar al banco en lo profesional. En este punto, insistió Gortázar, que volvió a recalcar la predisposición del banco para negociar la homologación de condiciones.
Llevan pocos días de negociación formal y el banco confía en que llegue el pacto con los representantes de los trabajadores. Ambas plantillas, las procedentes de CaixaBank y Bankia, fueron alabadas por el presidente del banco, José Ignacio Goirigolzarri, que tras los elogios a los trabajadores, lanzó un mensaje con destino a los sindicatos, unas centrales a las que reclamó que contribuyan a remar para conseguir un acuerdo, algo que Goirigolzarri está convencido de que conseguirán, entre otras cosas, porque así ha venido pasando históricamente. Al respecto, Gortázar tiene claro que “llegar a un acuerdo supondrá concesiones mutuas y haremos todo lo posible para conseguirlo”. “Lo necesitan la entidad, los trabajadores y todos los demás los grupos de interés”, aseguró el consejero delegado.
Desde luego al Gobierno le interesa una CaixaBank bien dimensionada, pacificada y a pleno rendimiento. El FROB recibirá dividendo de la entidad y es obvio que le interesa que el banco gane mucho dinero y también que suba el precio de la acción porque se supone que algún día se deshará del 16,1% que tiene en el banco que preside José Ignacio Goirigolzarri.