Lanzar un producto al mercado es un gran reto para cualquier emprendedor. Porque puede tratarse un artículo vinculado a un segmento en el que ya haya mucha competencia o, por el contrario, de algo tan novedoso que es posible que todavía no haya una demanda estabilizada. Aún así, un emprendedor siempre debe estar dispuesto a innovar.
Lo ideal es sacar al mercado productos que ya sean la versión definitiva de los mismos. Pero, en un entorno tan competitivo, prima la rapidez. Por eso, en muchas ocasiones se recurre al producto mínimo viable. Algo así como una versión beta que se pone a disposición de los consumidores y sobre la que se irán haciendo diferentes ajustes en función de cómo se comporte la demanda.
4Retrasar la salida si es necesario
Cuando se quiere lanzar un producto al mercado el interés del emprendedor se centra en poder hacerlo lo antes posible. Pero en esto, como en todo en la vida, las prisas nunca son buenas consejeras. Aunque es bueno ponerse una fecha tope, no hay que arriesgarse a poner cualquier cosa en el mercado.
Si cuando la fecha ya está muy cerca el producto sigue sin ser la primera versión que se quería poner en el mercado, es mejor retrasar el lanzamiento. Un mal producto puede arruinar el proyecto. Incluso aunque el artículo sea mejorado en versiones posteriores, es posible que cale en el público la idea de que es de mala calidad, lo que hará muy difícil remontar después las ventas.