La operación corporativa anunciada esta semana entre MásMóvil y Onivia, operador neutro de red, escenifica una nueva forma de ver el negocio de infraestructuras. Las grandes compañías quieren que sus “canutos” tengan mayor valor, y eso pasa por sacarlos de sus balances. De esta forma entran en escena los actores neutros que, a través de fondos, serán los principales dueños del cableado español.
No se trata de un ejercicio de telecos-ficción. Más bien de una constatación que, tras el último movimiento del operador amarillo, deja la certidumbre de que las redes (que no los clientes) cambiarán de manos próximamente. En concreto, la compañía dirigida por Meinrad Spenger ha vendido una participación mayoritaria en una red de 1,1 millones de hogares pasados por fibra óptica a Onivia en una operación cerrada en torno a los 390 M€.
La singularidad de la operación reside en la forma y el fondo o, mejor dicho, los fondos. MásMóvil pasará a alquilar la red que hasta ahora era suya y que, desde este momento, será gestionada por el operador dirigido por José Antonio Vázquez. La otra particularidad es que Onivia es una sociedad creada por los fondos Macquarie Capital, Aberdeen Standard Investments y Daiwa Energy & Infrastructure (DEI).
Esta situación evidencia lo que muchos operadores en España, y Telefónica está a la cabeza, piensan desde hace tiempo: mantener y alimentar las redes no es un negocio rentable. Por ello, la compañía dirigida en España por Emilio Gayo ya ha abierto el melón de vender su red de fibra. Este activo que tanto ha constado desarrollar, pero que sale más caro de mantener.
ONIVIA QUIERE LANZARSE EN ESTA CARRERA
En un mundo polarizado de izquierdas y derechas, las telecos han encontrado en la neutralidad una mina de oro. Un ejemplo, al menos por ahora, es Cellnex. El operador neutro de torres, a base de comprar, gestionar y engordar la cartera de clientes, ha levantado el ánimo inversor a las puertas del 5G.
Y con la fibra debe pasar lo mismo. A fin de cuentas, el desarrollo de la tecnología móvil necesita ir de la mano del despliegue fijo. En este sentido, Onivia quiere moverse con rapidez.
El operador nació a finales de 2019 tras la adquisición por parte del consorcio de fondos de la red de fibra urbana de MásMóvil en las cinco mayores ciudades de España y sus áreas metropolitanas. Ahora, aumenta su huella hacia zonas con menor población y menos competencia de otras redes, en las que busca establecerse como operador neutro de referencia. Algo que se puso de manifiesto hace unos meses tras un acuerdo con Aire Networks, tradicional cliente del operador amarillo, que ahora encuentra un nuevo socio.
De hecho, el mercado le sitúa como uno de los favoritos para hacerse con los activos de Adamo, el operador controlado por EQT, que también tiene previsto deshacerse de sus redes. La motivación es la misma: reducir opex sobre su caja, y que el capex lo asuman otros.
Ahora están por ver dos cosas: la profundidad del bolsillo de los fondos que controlan Onivia; y si entrarán más actores en el reparto de este negocio de la fibra neutra. Sobre todo cuando Telefónica España dé definitivamente el paso. Los canutos pasarán a otras manos dentro de muy pocos años.