Todo el mundo se encuentra sumergido en una revolución ‘verde’ que, década a década, nos irá diciendo cuál es nuestro grado de implicación. La primera meta volante será 2050. Y aunque se trata de una fecha lejana en el tiempo, el trabajo hay que hacerlo ya. Por eso, empresas, sociedad y ciudadanos deben implicarse.
Cada uno a su ritmo y con sus posibilidades. En el ámbito empresarial, por ejemplo, la eficiencia energética es uno de los elementos clave. Los consumidores querrán más, y deberán ser las empresas quienes gestionen esta demanda. En este contexto, LG lleva años trabajando para que sus equipos sean capaces de optimizar estos rendimientos con un consumo acorde a dicha revolución ‘verde’.
El último reto superado por el fabricante tiene que ver con el etiquetado sostenible. En concreto, desde el pasado mes de marzo, la compañía ha estrenado nuevo etiquetado energético de electrodomésticos modificado por la Comisión Europea para adaptar la clasificación de eficiencia energética a los nuevos métodos de ensayo sobre el consumo de estos productos. Gracias a los avances tecnológicos de los últimos años, los electrodomésticos han visto aumentada su eficiencia, forzando este nuevo etiquetado para que nuevas variables obliguen a los fabricantes a reinventarse e innovar para alcanzar las clasificaciones más sostenibles.
Se trataba de una necesidad para LG, puesto que sus avances tecnológicos empezaban a no reflejar la capacidad que tiene el fabricante en materia de sostenibilidad. Así, a partir ahora, la nueva etiqueta de frigoríficos, congeladores y vinotecas, lavadoras y lavasecadoras, lavavajillas y pantallas electrónicas, incluidos monitores y televisores, elimina las clasificaciones energéticas A+, A++ y A+++ y oscilará entre la A y la G, siendo la A la clasificación de los productos de menor consumo y mayor eficiencia energética y la G la que engloba a aquellos de mayor consumo y menor eficiencia energética.
Además, las nuevas etiquetas incorporarán un código QR exclusivo para que el consumidor pueda acceder a través de su smartphone a las características y datos específicos de cada modelo dentro de una nueva base de datos a escala europea denominada Eprel (European Product Database for Energy Labelling). Asimismo, según el tipo de electrodoméstico, el nuevo etiquetado incluirá características adicionales sobre el producto, como la capacidad o su nivel de ruido.
CASOS PRÁCTICOS DE USO
A partir de ahora LG podrá ser más concreto a la hora del etiquetado. Necesario para la compañía, y de gran ayuda para los consumidores. En algún caso concreto, por ejemplo, los frigoríficos Combi llevan siendo líderes del mercado en los últimos años y con el nuevo etiquetado son los únicos que mantienen además la máxima clasificación energética. Su máxima clasificación A, contribuye a disminuir el consumo de electricidad en el hogar -con un ahorro de hasta 755€ en la factura de la luz en un período de 10 años-, a la vez que cuida del medio ambiente, reduciendo las emisiones de CO2.
Una gran parte del consumo de energía de los frigoríficos depende del compresor. El Inverter Linear Compressor de LG reduce hasta un 59% el consumo energético y un 7% el nivel de ruido, convirtiéndolo en el frigorífico que más ahorra del mercado. Además de los 10 años de garantía en el compresor, mantiene una temperatura uniforme con una oscilación máxima de 0,5ºC, manteniendo así la frescura de los alimentos durante más tiempo.
En el caso de las lavadoras, gran parte de su consumo energético depende del motor. Las lavadoras de gran capacidad de LG, aquellas de más de 9 kilos, cuentan con la máxima clasificación A, que gracias al motor Inverter Direct Drive con Inteligencia Artificial reduce hasta un 59% el consumo energético. El nuevo etiquetado también mide los niveles de ruido y la eficacia del centrifugado y en ambas variables, estas lavadoras cuentan con la clasificación energética A. Todos estos parámetros han hecho que las lavadoras LG tengan la máxima certificación en el nuevo etiquetado energético.
Su máxima clasificación A, contribuye a disminuir el consumo de electricidad en el hogar –con un ahorro de hasta 222€ en la factura de la luz en un período de 10 años–, a la vez que cuida del medio ambiente, reduciendo las emisiones de CO2.