A pesar del beneficio después de impuestos de 727 millones de euros (un 17% más que en 2019). A pesar del incremento de las ventas un 5,5%, para llegar a 26.932 millones de euros. Y a pesar de haber incrementado la plantilla en 5.000 personas, el año 2020 para Mercadona fue “atípico, duro y difícil”, según su presidente, Juan Roig.
Atípico porque todo iba a las mil maravillas en enero y febrero. Pero llegó marzo y la pandemia trastocó todos los planes. En concreto, el 10 de marzo de 2020, Juan Roig presentó los resultados de 2019. “Tenía cara de angustia”, ha reconocido un año después.
Ese día, sus palabras fueron la siguientes: “Tenemos una gran sanidad pública”; “Hay productos suficientes para los jefes (los clientes, como así los llaman en Mercadona)”; El abastecimiento está garantizado”; “En momentos de incertidumbre, los seres humanos encuentran soluciones y volveremos a la normalidad”; “Actuemos todos con normalidad, prudencia y racionalicemos el miedo”…
Acertó a medias. La normalidad todavía no ha vuelto, por ejemplo. Y la prudencia quedó guardada en el baúl de los recuerdos. Todos se tiraron a la calle a comprar como locos. “El 23F también, pero duró un solo día”, recuerda Juan Roig. Ese día, las ventas en Mercadona se multiplicaron por dos veces y media. “No sabíamos a lo que nos estábamos enfrentando. Las autoridades, tampoco”, añade.
Por fortuna para Mercadona, su actividad se declaró como esencial. No han cerrado ningún establecimiento por culpa de la pandemia. Pero el miedo estaba presente en clientes, trabajadores y proveedores. “Hubo un amago de rebelión interna”, apunta cuando rememora cómo el comité de dirección, hasta entonces siempre presencial, se encontró en la tesitura de volver a reunirse cara a cara. Había votos a favor de hacerlo online.
TENSIÓN EN MERCADONA
Angustia. Esa era la palabra que definía la situación en Mercadona, en particular, y en España, en general, por el coronavirus. “La primera semana fue traumática. Estábamos en primera línea de fuego sin mascarillas”, señala Juan Roig. Por eso escucharon las preocupaciones, miedos y sugerencias de quienes estaban bajo su paraguas.
“Trabajadores y proveedores se dejaron la piel”, agradece Juan Roig. Mercadona también compartió opiniones con otros competidores del sector. Asimismo, con Asedas y la CEOE. “Lo primero es la salud, para clientes y trabajadores. Lo segundo, abastecer de productos, vender y ganar dinero”, reconoce Roig.
Mercadona llevó a cabo 11 comités extraordinarios durante un mes. El resultado fue poner sobre la mesa un centenar de medidas. Mascarillas, guantes, gel (gratis), mamparas, señalizaciones, cartelería nueva, parking para carros en medio del local, reforzar la seguridad de la limpieza, controlar el aforo, quitar ‘Listo para comer’, suprimir el corte de jamón…
“Había muchísima tensión. Un millar de personas tenían síntomas y mandamos a casa a 4.000 personas que se podían considerar personal de riesgo como embarazadas, enfermos crónicos o diabéticos”, indica Juan Roig. Implantaron un call center del covid en dos días, atendido por 60 sanitarios las 24 horas del día los siete días de la semana. En total, medidas que supusieron un gasto de 200 millones de euros.
EL PROBLEMA DE LAS MASCARILLAS
El viernes 13 de marzo, un día antes de la declaración del estado de alarma, Mercadona salió a comprar mascarillas. “Nos preocupaba la salud de nuestros empleados y el lunes 16 todos ellos tenían mascarillas”, recuerda Juan Roig. Y todo gracias a “un señor español” que conocía dónde adquirirlas en China.
Primero, las mascarillas. Las compraron a 1,57 euros la unidad. Hoy las adquieren a 0,08 euros. Cuestión de oferta y demanda. Luego vino la demanda de gafas. Y las mamparas de separación…
Un proveedor de carne, cordobés por más señas, entonces les envió un vídeo diciéndoles que aquello no tenía que parar. Y adoptaron el lema para seguir adelante. Durante 2020, lograron la adhesión de 5.500 nuevas empresas a la causa de Mercadona. “2020 ha sido la mejor gestión de la historia de Mercadona”, recalca Juan Roig. Y concluye: “Queremos continuar en esta línea”. Eso sí, seguro que agradecerían que con menos sobresaltos e incertidumbres.