La pandemia ha tenido graves consecuencias a nivel mundial. Lo que en un principio parecía algo anecdótico que pasaría pronto, se ha convertido en un fenómeno a nivel global que tiene al mundo medio paralizado. Sin embargo, incluso de algo tan negativo como lo que estamos viviendo se pueden sacar cosas buenas.
Quizá 2020 y 2021 no han sido los mejores años para quienes tenían en mente poner en marcha un proyecto empresarial, pero de todo lo vivido se pueden extraer grandes lecciones a título personal y profesional que los emprendedores pueden aprovechar.
1Es imprescindible ser flexible para adaptarse a los cambios
La pandemia nos ha demostrado que nada permanece inalterable para siempre, incluso lo que consideramos más estable y seguro. En consecuencia, los emprendedores son ahora más conscientes que nunca de que es imprescindible ser flexibles y poder adaptarse rápidamente a los cambios.
En este último año hemos visto como diferentes tipos de negocios han sabido dar un giro radical a su actividad para seguir funcionando. Centrándose, por ejemplo, en productos y servicios cuya demanda ha crecido con la llegada de la Covid-19. Además, muchos negocios han emprendido ya el viaje hacia la transformación digital para poder seguir funcionando en caso de confinamiento.