Maxi Iglesias lleva casi dos décadas delante de las cámaras. Y aún así sigue cosechando éxito tras éxito. Eso sí, siempre que se le pregunta en las entrevistas para promocionar su trabajo del momento, insiste en que le gustaría hacer otro tipo de papeles y no encasillarse en el rol de chico guapo conquistador. Hasta ahora, pocos han sido los personajes que ha interpretado que se han alejado de cualquier carga de tensión sexual no resuelta. Para él es un pequeño ‘drama’ que confía superar con el paso de los años y que las propuestas vayan más allá de ser un ‘ligón’. Por ahora, el último proyecto en España, ‘La cocinera de Castamar’, sigue esta dinámica, multiplicada.
Resulta llamativo que el actor madrileño sea tan emparejable en la pantalla y haya conseguido ser un misterio en lo personal. Apenas se le conocen relaciones estables, y se muestra siempre muy reticente a hablar de su corazón. En los photocalls y alfombras rojas suele ir sólo o con algunos compañeros de reparto. Sólo algunos de los más avezados paparazis han conseguido alguna instantánea de un paseo romántico por su barrio.
4EL INOLVIDABLE MAX EN ‘VELVET’
Tras un breve periplo en Estados Unidos, donde participó en ‘¡Mira quién baila!’, Maxi Iglesias volvió a España para coger las riendas del segundo de sus grandes papeles para las audiencias femeninas: Max en la serie ‘Velvet’. De nuevo en Antena 3, con quien parece sentirse muy cómodo el actor a pesar de su traspiés con Pablo Motos. Coincidió con Paula Echevarría y Miguel Ángel Silvestre, que sin embargo, no eclipsó su papel.
El guion sólo lo mantuvo dos temporadas en la serie, pero fueron suficientes para que su fama de ‘ligón’ se acrecentara: conquistó a Carmen, Patricia, la hija del dueño de las Galerías e incluso a Aitana Sánchez-Gijón, a la sazón en el papel de madura que encuentra un yogurín para avivar la pasión dormida.