Estos elementos de protección se han transformado en un complemento más para todas las personas. Por eso, muchas marcas han aprovechado para hacer negocio lanzando sus propias mascarillas, aunque no todas son tan fiables y seguras como las mascarillas FFP2. Éstas se han convertido en la opción más segura, pero tampoco están libres de inconvenientes.
Uno de los problemas más importantes del uso masivo de mascarillas en todo el mundo es la cantidad de residuos que se están generando. Algo que afectará al medioambiente de forma considerable. En cambio, nuevamente científicos españoles del CSIC han desarrollado una idea que aúna lo mejor de las FFP2 y el respeto por el medio con una línea biodegradable.
4Las mascarillas FFP2 biodegradables del CSIC
Para reducir los problemas causados por todas esas mascarillas que se están tirando a la calle y reducir la huella de estos residuos, el CSIC ha desarrollado una de las primeras mascarillas FFP2 biodegradables del mercado. ¡Y son españolas!
Estas mascarillas, si son arrojadas indebidamente, se degradarán por acción de los agentes biológicos, por lo que dejan de suponer una amenaza.
Hace un tiempo, el CSIC sorprendía con unas mascarillas con capacidad virucida, es decir, que podían destruir el virus si entraba en contacto con su superficie. El siguiente paso fue crear unas FFP2 con todo el tejido filtrante biodegradable. Ahora, las gomillas también se han sustituido por material biodegradable para que lo sean al 100%.
Los elementos de sujeción de estas mascarillas FFP2 se han creado mediante polímeros derivados del maíz. Además, la tela filtrante está confeccionada en nanofibras de origen natural y un filtro compostable.
La efectividad es algo superior a una FFP2 y N95 (filtrado superior al 94%), aunque se ha mejorado para que no se vean tan afectas por la humedad. Eso hace que estas mascarillas españolas puedan tener una vida útil de hasta 48 horas.