Una vez más el sector del turismo se muestra preparado para arrancar y ponerse a trabajar a pleno rendimiento “en cuanto la situación lo permita”. Poco más puede hacer la industria hotelera, la hostelería y el transporte: tener todo dispuesto para reactivarse en cuanto sea posible. Lo recuerda la patronal hotelera (CEHAT) de forma cíclica. Entretanto, la procesión va por dentro -con el 60% de los trabajadores en ERTE- y su penitencia supera los 365 días.
Sólo el turismo rural está eludiendo parcialmente el derrumbe en Semana Santa, si bien la ocupación global apenas alcanza el 23% del mismo período de 2019, según cifras de la agencia de viajes online Destinia que, además, señaló el efecto de las reservas de última hora con cancelación gratuita como dique de contención de la caída.
Los ingresos por turismo extranjero en España cayeron un 77% en 2020 respecto al anterior, según reflejan los datos de la balanza de pagos del Banco de España. Y la incertidumbre continúa. La nueva dimensión sanitaria en el sector, sin un modelo previo con el que compararse, ha desterrado la costumbre de hacer las previsiones.
Cualquier pronóstico resulta aventurado en tan volátiles condiciones. Lo única certeza en la segunda Semana Santa en pandemia es que las ganas de viajar aumentan al mismo ritmo que las restricciones de movilidad. La reactivación general del turismo sigue sin horizonte.
MÁS DE UN AÑO EN CAÍDA LIBRE
Primero fue el cierre absoluto que descubrió el turismo cero en la hasta entonces mayor industria de España. Tras el encierro, irrumpieron las desmedidas ganas de viajar (revenge travelling) que el pasado verano dieron una tregua que rompió la segunda ola de otoño.
Después de completar la desescalada, las cambiantes limitaciones de movilidad dejaron nuevas formas de turismo local o de proximidad: la staycation o la práctica de alojarse en hoteles de la propia provincia o ciudad.
La imposición de la digitalización en el sector hotelero y en la hostelería llamados a un necesario contactless y el creciente peso de las redes sociales en la búsqueda de información y reserva han sido también sintomáticos de la persistencia del coronavirus.
“Ahora el móvil es la nueva movilidad” del turismo, tal y como pone de manifiesto el boom de la mensajería instantánea, con formatos “populares, intuitivos, inmediatos, que permiten personalización y que a la vez funcionan a gran escala”, comentaba hace unos días Irene Cano, directora general de Facebook España.
En 2019, España fue el segundo país del mundo que más turistas recibió por detrás de Francia, con un gasto de 92.337 millones de euros, lo que supuso un nuevo máximo histórico. En 2020 la cifra de visitantes se hundió casi un 80%, hasta los 19 millones, debido a las consecuencias de la pandemia de Covid-19.
El Gobierno aprobó el pasado 12 de marzo un fondo de 11.000 millones de ayudas a la actividad económica, que incluía a la hostelería, el comercio y turismo y que contemplaba un fondo de 7.000 millones de euros en ayudas directas, 2.000 millones solo para Canarias y Baleares, las dos comunidades más afectadas por la pandemia por el mayor peso del turismo.
Más allá de las últimas ayudas, la inyección total del Gobierno en el sector, a lo largo del último año, asciende a 50.000 millones de euros, según recordó la ministra de Turismo, Reyes Maroto que, además reconoció que la prolongación de la pandemia hace “necesario” un refuerzo por parte del Ejecutivo.
EL FUTURO DEL TURISMO
A tratarse de un problema mundial, que afecta a todos los sectores, nadie puede hacer ya previsiones de la manera en la que estábamos acostumbrados. Si bien no está claro cuando recuperará el turismo su peso en la economía española (más del 12% del PIB en la era prepandemia) lo que si se intuye es cómo serán esas secuelas para los diferentes segmentos del sector.
El desarrollo tecnológico y las redes sociales se van a convertir más aun en una herramienta imprescindible para obtener información, organizar viajes, compartir opiniones entre empresarios y turistas, fidelizar al cliente, mostrar los productos y servicios, y mejorar la reputación online, entre otros.
La flexibilidad en las reservas se entenderá de otra manera tras la irrupción del coronavirus. El factor precio seguirá siendo crucial, pero van a adquirir mucha importancia las condiciones de reserva respecto a facilitar cancelaciones, cambios y reembolsos, para estimular así la demanda y generar confianza.
Con la situación de pandemia actual se ha tenido que reconvertir la forma tradicional de comercializar los productos y servicios turísticos debido a la incertidumbre.
En la era postcovid se vivirá un auge del turismo de lujo. Las marcas premium van a ir por delante en la recuperación, así como todo lo relativo al segmento del lujo. Los clientes van a mostrarse dispuestos a pagar más por servicios privados, productos exclusivos y ventajas que reduzcan el contacto con otros huéspedes o pasajeros.
Asimismo, otro cambio de tendencia que se asentará tiene que ver con el predominio de los viajes domésticos y de naturaleza. Las staycation que antes eran tendencia alternativa, será pauta de consumo durante un largo tiempo. Gozaran por tanto de un mayor protagonismo los destinos no masificados de las grandes urbes, así como el turismo rural y de naturaleza.
El terreno de juego tras el turismo cero, dejará también nuevos players en el sector. La crisis también representa un escenario de oportunidad. Fondos de capital riesgo, start-ups, multinacionales tecnológicas y sociedades de inversión inmobiliaria van a tomar posiciones en un sector con un potencial de crecimiento tan grande como en estos momentos es el turismo.
Otros de los cambios que han llegado para quedarse se sustentan en la nueva dimensión sanitaria de la seguridad. Aunque la pandemia remita, los viajeros de todo el mundo tomarán precauciones pensando en el Covid-19. Las medidas de salud e higiene, o magnitudes como la distancia social, seguirán siendo fundamentales en 2021 para transmitir confianza en todo el sector.
“Todo esto dibuja un escenario en el que, si las buenas noticias en cuanto a medidas de seguridad y vacuna siguen avanzando, los clientes van a estar ya muy dispuestos a viajar y a romper con todo lo que hemos vivido en 2020, por lo que desde el verano 2021 y en 2022 se podría prever una recuperación de la demanda y del precio medio importante”, afirmaba Alberto Peris Andreu, director ejecutivo y socio fundador de CESAE Business & Tourism School, en uno de los últimos pronósticos emitidos a finales de 2020.
Basándose en las tendencias actuales, la OMT prevé que las llegadas de turistas internacionales en el primer trimestre de 2021 serán un 85% inferiores a las del mismo periodo de 2019. El verano pondrá a prueba de nuevo a un sector que espera iniciar la recuperación, aunque sea de forma progresiva.