¿Quién no ha conseguido alguna vez hacer una tortilla francesa? Aparentemente, una de las recetas más sencillas y asequibles incluso para quienes se dan menos maña en los fogones. Sin embargo, siempre existe la posibilidad de mejorar nuestra forma de cocinar este delicioso manjar lleno de proteínas (y sin implicar complejas elaboraciones o sabores y rellenos demasiados innovadores). El truco para conseguir la tortilla francesa perfecta, jugosa y con el grosor adecuado, es más sencillo de lo que parece. Te lo revelamos a continuación.
Te estarás preguntando si acaso la receta de tortilla francesa no consiste en batir huevos, añadir un poco de sal, un poco de aceite y fuego suave para cuajar los huevos. En realidad, sí, es así, pero hay diferentes puntos de esta sencilla receta que harán la diferencia entre una tortilla y la tortilla perfecta. Este es el secreto de los grandes chefs.
4LA SAL (Y OTROS COMPLEMENTOS), EL AGRAVIO FINAL A LA TORTILLA FRANCESA
¿Eres de los que añade la sal antes de batir el huevo? Entonces estás cometiendo el segundo gran error que te impide comer siempre la tortilla jugosa y consistente. Y es que, para los chefs más reputados, en una buena tortilla francesa siempre se añade la sal, y el resto de especias o condimentos extra, una vez está completamente batido el huevo: recuerda, primero se bate clara en un bol y yema en otro, y después se mezclan y se vuelven a batir. Solo después se añaden la sal y cualquier otro alimento con el que queramos complementar el aroma de nuestro pequeño manjar español.
Así, se vas a sumar un poco jamón serrano o jamón cocido, además de recalcular la sal, todo siempre añadido al final. De hecho, si haces una tortilla francesa de queso, se incorporará no entonces, sino cuando hayamos cuajado la base de la tortilla.