Aunque la leche es un alimento que se considera básico dentro de la pirámide nutricional, cada vez existen más estudios que ponen de relieve que quizá esta bebida no sea tan sana como pensamos. No en vano en los últimos años ha aumentado el número de personas que son intolerantes a la lactosa o no pueden digerir algunas de las proteínas de la leche.
Con frecuencia estos problemas no están asociados a la leche en sí misma, sino al proceso de producción, ya que es normal que las vacas sean sometidas a sobreexplotación y que además cuenten en sus organismos con una gran cantidad de antibióticos, lo que acaba afectando a la calidad de la leche y, en consecuencia a nuestra salud.
8La leche no es necesaria en nuestra dieta
Si observamos al resto de mamíferos nos damos cuenta de que el ser humano es el único que consume leche después de finalizar la lactancia. El resto de animales no lo hacen, puesto que pueden encontrar el calcio que necesita su organismo en otros alimentos. Y en realidad con nosotros ocurre lo mismo, podemos recurrir a otras fuentes de calcio.
Es más, la ingesta de leche después de la lactancia es en realidad algo que no todos los humanos pueden hacer. Solo los occidentales podemos tolerar la leche en la edad adulta, y esto es debido a una mutación genética. Una muestra más de que realmente este alimento no es necesario en nuestra dieta. Las podemos sustituir fácilmente por «leches» vegetales.