Alquilar una vivienda se está convirtiendo en la alternativa más viable para quienes no cuentan con un colchón de ahorro o no puedan acceder a un préstamo hipotecario. Sin embargo, los precios tensionados en este segmento, unido a los efectos económicos de la pandemia del coronavirus, están provocando un aumento de impagos. Ante esta situación, cada vez son más los propietarios que se blindan contratando una empresa garantizadora del pago de la renta mensual.
El mercado del alquiler de viviendas en España ha continuado su crecimiento de forma sostenida, pasando del 22% que representaba al 26% en la actualidad, y la tendencia es que continuará su ascenso, al menos hasta que se supere la crisis producida por la pandemia, esto es, hasta 2024-2025, según los datos que maneja el presidente del Foro de Economistas Inmobiliarios del Colegio de Economistas de Madrid, Julián Salcedo.
“La pandemia ha contraído nuestra economía hasta niveles nunca vistos, y ha supuesto una caída en las ventas de viviendas y en la producción de viviendas de obra nueva, aflorando un volumen adicional de viviendas destinadas al alquiler, incluidas las destinadas al alquiler turístico, que ahora no consiguen encontrar arrendatarios. Así, la oferta de vivienda en alquiler crece por encima de lo que lo hace la demanda, pero los precios solicitados siguen siendo demasiado altos para el arrendatario medio, lo que ha hecho que los precios registraran caídas, frente a los fuertes crecimientos alcanzados en los últimos cinco años”, apunta el economista en declaraciones a MERCA2.
Además, hay que destacar que el sector inmobiliario está viviendo una transformación con la inclusión del fenómeno build to rent, lo que supondrá nueva producción de viviendas destinadas al alquiler en los próximos años. La aparición de nueva oferta, junto a las medidas introducidas por el Gobierno y las comunidades autónomas, contribuirán a destensar los precios, aunque el riesgo que se deriva de la inseguridad jurídica podría suponer un freno.
CRECEN LOS IMPAGOS EN EL ALQUILER
La destrucción de empleo y la precariedad laboral están provocando que algunos inquilinos no puedan hacer frente al pago de la renta. De hecho, se está registrando un aumento constante de impagos. Desde el inicio de la pandemia, el Gobierno ha adoptado medidas para paliar sus efectos, como moratorias, prórrogas de los contratos en vigor, así como ayudas en forma de IMV y similares.
Pero la crisis económica está siendo más larga de lo inicialmente calculado y se acaba de conocer que la contracción del PIB se sitúa en un 1% en el primer trimestre de 2021, cuando las previsiones pronosticaban crecer por encima del 2%. Con estos datos, Julián Salcedo advierte de que los impagos de las rentas por alquiler de vivienda se incrementarán a lo largo de 2021, “independientemente de si crece o no nuestra economía, porque las familias atenderán con preferencia otros gastos de primera necesidad”.
Además, algunas de las medidas adoptadas por el Gobierno, aunque sean de forma temporal, como la legalización de la okupación, así como las declaraciones de sus socios, contribuyen a crear “la sensación de impunidad al identificar como responsables a los propietarios de viviendas, lo que justificaría el impago de los recibos amparándose en la vulnerabilidad”, apunta.
Por otro lado, según los datos de la evolución de incidencias de impago durante 2020 y 2021 respecto al total de contratos que monitoriza el Fichero de Inquilinos Morosos, y a los que MERCA2 ha tenido acceso, muestran que el mes de febrero ha cerrado con un 110% más de incidencias, respecto a las registradas un año antes.
De hecho, según Sergio Cardona, director de estudios y calidad de Fichero de Inquilinos Morosos, “el cierre de los negocios no esenciales y las restricciones a la movilidad están incidiendo directamente en el sector servicios, principalmente en las zonas más turísticas y de costa. Las previsiones no son halagüeñas, todos los indicadores con los que trabajamos muestran cómo las incidencias de morosidad continuarán su tendencia al alza durante las próximas semanas.”
AUGE DE LAS GARANTIZADORAS
El segmento de la vivienda en alquiler cuenta cada vez con un mayor número de actores que quieren intervenir, tanto inversores, promotores e incluso compañías garantizadoras del alquiler.
Estas empresas están en auge, ya que el miedo al impago empuja a los caseros a decantarse por estos servicios. Además, un buen número de estas compañías ofrecen servicios integrales del alquiler y facilitan los trámites a los contratantes.
Desde Alquiler Seguro aseguran que “el mercado del alquiler está emergiendo de manera voluptuosa, tanto en demanda como en oferta, sobre todo, de la vivienda procedente del alquiler turístico y de la vivienda vacía desde hace años y, que ahora ante las necesidades económicas se ven obligados a sacarlas al mercado”.
La compañía afirma que la oferta está creciendo más que la demanda y esto hace que los precios bajen, y también ha cambiado la calidad de la demanda. Así, se está produciendo un efecto expulsión del centro de las ciudades a la periferia, debido al teletrabajo que está impulsando la variedad en la búsqueda de vivienda, y por el mismo precio los inquilinos pueden optar a viviendas de mayores calidades en la periferia.
Por otro lado, Alquiler Seguro advierte de que, pese a los efectos de la pandemia, ha logrado mantener su morosidad en el 0%, y no ha registrado incidencias.
GUARDIANES EN EDIFICIOS VACÍOS
Una de las consecuencias de la situación económica actual es la okupación de edificios, una pesadilla para los grandes tenedores y entidades bancarias. De hecho, acaba de aterrizar en España una idea holandesa: la compañía Ideal Guardian ofrece un hogar temporal a 5.000 personas en edificios vacíos en toda España.
Los primeros edificios que ofrecen están ubicados en Madrid, pero prevén una expansión a las zonas de Barcelona, Valencia, Málaga y Sevilla. La idea es buscar guardianes para que habiten edificios vacíos de forma temporal, de modo que quienes se alojen en ellos puedan disfrutar de un hogar a la vez que los propietarios de los inmuebles evitan los riesgos asociados a las construcciones en desuso.
Se trata de un modelo ‘win-win-win’ por el que se beneficia el propietario de edificios vacíos, el guardián, y también el entorno de ese edificio al no tener que sufrir las consecuencias de tener vecinos okupas.