ING vivió «un año récord» en 2020 en captación de clientes. Así, la entidad naranja se vio favorecida por la política de aumento de las comisiones, en busca de una mayor vinculación, de sus competidores para engordar sus cuentas. Pero ese escenario podría cambiar a lo largo del 2021. De hecho, la filial española ha explicado durante la presentación de resultados anuales que «se adaptará al entorno» y no ha descartado aumentar las tasas que cobra a sus usuarios por sus servicios a lo largo del año.
Así, las cuentas presentadas al mercado por ING muestra un récord histórico con 200.000 nuevos clientes en el periodo pasado hasta alcanzar los 2,5 millones solo en el apartado de Cuenta Nómina. «Este producto ha sido especialmente valorado por estar libre de comisiones y condiciones y dar al cliente libertad para poder operar cómo y desde dónde quiera», señalan desde la entidad naranja como una posible explicación al buen comportamiento de su producto. En total, la firma financiera suma más de 4,1 millones de clientes en España, una cifra que creció un 4,25% a lo largo de 2020.
Pero tener más clientes, a niveles récord además, no le ha valido a la firma para incrementar su margen bruto, el volumen de ingresos totales después de restarle los costes. Así, las cifras muestras una caída del 4% a lo largo de 2020, por lo que la opción de subir las comisiones está en el horizonte. De hecho, la cuestión ha sido repetidamente preguntada por los periodistas, incluso directamente, y no ha encontrado un no por respuesta.
El banco simplemente se ha limitado a explicar que ya introdujo algunos cambios en su producto estrella, la Cuenta Naranja, en 2020 y que de cara a 2021 el objetivo era el de «adaptarse al entorno». En otras palabras, buscar una mayor vinculación de sus clientes a través del incremento de las tasas para aquellos que no lo hagan. Una política que es más fácil una vez que se tiene clientes récord y los competidores ya han ejecutado esos movimientos.
ING REGISTRÓ PROVISIONES EN ESPAÑA POR CERCA DE 100 M€
La filial española, que también opera en Portugal, cerró el 2020 con unos ingresos ordinarios de 696 millones de euros, un 4% menos que un año antes. Aunque el descenso más acusado fue en la parte baja de la cuenta de resultados. De hecho, el beneficios antes de impuestos se hundió un 39%, hasta los 157 millones, después de registrar 100 millones entre provisiones, por el difícil escenario, y otras partidas que el banco no ha querido desglogar. Con ello, la rentabilidad final, medida como ROE, alcanzó el 7,4%.
«La estrategia de diversificación de la entidad, que está impulsada por la creciente confianza de los clientes para cubrir con el banco todas sus necesidades financieras, ha permitido amortiguar el impacto de la pandemia», apuntan desde la compañía para explicar los resultados positivos.
De hecho, desde el banco naranja destacan la buena evolución de los ingresos en los últimos años con un crecimiento del 41%. Unas buenas cifras que se deben, especialmente, a la buena evolución de sus ingresos más recurrentes. Así, ING ha logrado en cuatro años que el peso de las áreas de productos de inversión, seguros y crédito al consumo han pasado de suponer el 26% al 44% actual, lo que «posibilita afrontar de manera sólida los distintos ciclos económicos», concluyen.