Codere negocia a contrarreloj para salvar una nueva situación crítica. Además, lo hace a dos bandas. Así, mientras que la firma ya ha iniciado conversaciones con los nuevos acreedores, a través del llamado «Comité de Bonistas», también trabaja a marchas forzadas para poder acogerse al programa de créditos ICO en España e Italia. El objetivo final es extender plazos de pago y asegurar nuevas líneas de liquidez que le permitan hacer frente a los estragos causados por la tercera ola y que amenazan con llevarse a la empresa por delante, según advierte el propio auditor de la compañía.
Así, E&Y especifica en su informe de auditoría la difícil situación por la que atraviesa Codere. «La pandemia ha causado una reducción de los ingresos operativos del Grupo y tensiones significativas de liquidez (…) el Grupo está llevando a cabo un proceso de obtención de financiación adicional y realizando las gestiones oportunas con el objeto de hacer frente a la situación y minimizar su impacto». Pero estas acciones están afectadas por muchas dudas, como la evolución de la situación sanitaria y económica, que llevan al gigante auditor a reconocer «la existencia de una incertidumbre material sobre la capacidad de la sociedad para continuar como empresa en funcionamiento».
Una situación muy difícil que desde la compañía se está intentando mitigar por distintas vías. La primera es que se está trabajando para la obtención de un crédito ICO tanto en España como en Italia, sus principales mercados en Europa. Así, Codere explica que «está buscando constituir deuda soportada por los programas de apoyo gubernamentales» y que gracias a ello lograría obtener «liquidez adicional en los próximos meses». Unas inyecciones extra vitales que también podrían llegar por parte de los nuevos acreedores del grupo.
CODERE PODRÍA TENER PROBLEMAS DE LIQUIDEZ EN POCOS MESES
La firma inició este pasado febrero conversaciones con el Comité de Bonistas «para explorar todas las avenidas disponibles para reforzar la liquidez del grupo y su estructura de capital». Aunque no será tan fácil como puede pensarse a priori, de hecho, en las primeras conferencias entre ambas partes, los acreedores están buscando apretar, todavía más, las tuercas a la compañía. Además, el Comité instó a que este pasado mes se incorporase al consejo un observador. Una figura que no cuenta con los derechos de cualquier consejero, pero que puede seguir de primera mano el devenir de la compañía.
El trabajo de la directiva para captar fondos, tanto a través del ICO como de los bonistas, se une a una estricta política para «limitar las salidas de caja únicamente a elementos críticos establecidos». Unas medidas drásticas que incluyen la renegociación con los proveedores para postergar pagos; «la condonación total o parcial y el aplazamiento de los pagos de rentas de las salas» con los arrendadores inmobiliarios; la extensión de los ERTEs en aquellas geografías donde sea posible y la paralización de «prácticamente la mayoría de los proyectos de mejora operativa y de servicios centrales».
Pese a todo ello, el equipo directivo de la firma espera que sin un acuerdo con los bonistas o la ayuda, vía avales de crédito, de España o Italia la situación se complique en los próximos meses. Así, el principal directivo de Codere, Vicente Gabriel Di Loreto, y el director financiero, Ángel Corzo Uceda, explicaron a los inversores durante la presentación de resultados que solo en el mes de febrero la empresa había quemado hasta 16 millones de efectivo, lo que dejó la caja en apenas 70 millones. Unas cifras que llevaron ambos ejecutivos a reconocer que es probable que en unos meses «tengamos problemas de liquidez».
LA MALA SITUACIÓN EN MÉXICO Y SUDAMERICA PREOCUPA
Aun así, la compañía espera que la situación empiece a revertirse en los próximos meses. De hecho, Codere proyecta «una recuperación paulatina que se situaría en el entorno del 77-95% de los ingresos previos a finales de 2021, para luego lentamente caminar hacia la recuperación completa a inicios de 2022″. Aunque esas cifras están estimadas «dependiendo del país». Ese es el otro gran problema para la firma. De hecho, pese a que en España o Italia la recuperación puede llegar, como se estima, para los próximos meses, en el caso de las economías latinoamericanas (sus principales mercados) podría llegar bastante más tarde.
En concreto, el principal temor para los acreedores, e internamente para la compañía, es que ocurrirá con México. Codere ya sufrió un 2019 muy difícil en su mercado más importante, después de que la llegada de Andrés Manuel López Obrador disparase la competencia. Además, a principios del 2020 la firma se enfrentó a un aumento de los impuestos. Por último, la llegada de la pandemia conllevó a cierres, y en el mejor de los casos limitaciones de aforo, en sus locales que han afectado duramente a sus ingresos. Una situación difícil que no se revertirá en el corto plazo, según reconoce la firma, tanto por la competencia como por la lenta evolución de la vacuna.
Las dificultades en México complican no solo la vuelta de los ingresos, sino también las negociaciones con los bonistas. De hecho, las premisas iniciales en las conversaciones propuestas por Codere frente a los bonistas parten de las proyecciones propias que tiene en relación a la evolución del país azteca. En definitiva, que sin una inyección adicional de dinero avalada por el Estado, a través de los créditos ICO, las negociaciones pueden volverse demasiado arduas para la firma con un futuro, de nuevo, poco claro.