La conocida como economía circular está resultando ser todo un éxito. Desde la crisis de 2008 se ha disparado el número de personas recurren al mercado de segunda mano para adquirir todo tipo de productos. Algunos lo hacen directamente por ahorrar, y otros porque están concienciados con la necesidad de dar una segunda vida a las cosas para cuidar el medio ambiente.
Tiendas de ropa de segunda mano, manitas que se encargan de la restauración de muebles viejos y los dejan como nuevos, empresas que se han especializado en el reciclaje de tejidos que luego venden a su vez a empresas de confección textil, apps para fomentar la compraventa de segunda mano entre particulares… existen un gran número de ejemplos de negocios centrados en la economía circular que han conseguido el éxito en la última década.
Hasta hace no demasiado tiempo el adquirir ciertos productos usados no estaba muy bien visto socialmente y se consideraba algo propio de personas que tenían pocos recursos económicos. Sin embargo, a día de hoy incluso quienes disponen de recursos económicos suficientes pueden disfrutar dando una vuelta por una tienda de segunda mano y descubriendo desde joyas hasta accesorios para casa.
Los productos usados se han quitado de encima ese handicap y ahora nadie duda en presumir de que ha comprado un coche usado, una prenda vintage o que ha comprado para su casa unos muebles de segunda mano. Porque que algo esté usado no quiere decir que sea de mala calidad. Además, así se contribuye a un consumo mucho más sostenible y se cuida el entorno.
¿Es rentable un negocio de segunda mano?
Este es un sector que cada vez atrae a más emprendedores, porque dentro de él se pueden encontrar muchas oportunidades diferentes.
En líneas generales se puede decir que el sector de la segunda mano es rentable, pero hay que tener en cuenta que dentro de él hay muchos productos que se pueden ofrecer y no todos tienen la misma aceptación por parte del público, ni de todos ellos se puede obtener la misma rentabilidad.
Por ejemplo, una tienda de moda de segunda mano puede ser más o menos rentable en función de qué tipo de prendas ofrezca. Si montas un negocio y pones a la venta prendas usadas de cadenas como Zara, Mango, etc., seguramente no te van a faltar clientes, pero la rentabilidad será baja. Esto se debe a que los productos en sí mismos ya son de precio bajo cuando son nuevos, así que al ser usados no puedes pedir por ellos un precio demasiado elevado.
Por eso, un negocio de ropa usada funciona mejor cuando se trata de prendas de marca, porque el margen que se obtiene con cada prenda es mayor. Además, hay muchas personas que no pueden permitirse pagar 100 o 200 euros por un abrigo de la marca de moda, pero sí se plantearían pagar 80 euros por uno de segunda mano si es de la marca que les gusta y está en buen estado, así que la demanda es mayor.
Otro sector interesante es el de los muebles, y además es muy versátil, porque se pueden vender los muebles tal y como están o bien restaurarlos o incluso ofrecer una personalización al gusto del cliente.
Hay muchos manitas que están deseando encontrar su próximo proyecto de restauración y buscan y rebuscan en tiendas de segunda mano. También hay quien quiere muebles de calidad, pero no tiene tiempo o no sabe restaurarlos y quiere comprarlos ya listos para ponerlos en casa. Por otro lado, hay quien quiere un mueble antiguo pero quiere darle un toque único y prefiere contratar una restauración personalizada con un especialista.
Y no hay que olvidar el negocio de los coches y las motos de segunda mano. En épocas de crisis como la actual, la compraventa de vehículos usados suele crecer, así que ahora puede ser buen momento para emprender en el sector. Eso sí, es importante tener conocimientos sobre motor y asegurarse de tener vehículos que de verdad puedan resultar interesantes para el público.
¿Qué hace falta para emprender un negocio de segunda mano?
La principal diferencia entre vender productos nuevos o vender productos usados es que en el segundo caso no contamos con la facilidad de llamar a nuestros proveedores cuando nos falta stock.
Sea cual sea el producto que quieras vender de segunda mano, debes asegurarte de que puedes tener un abastecimiento suficiente para cubrir la demanda. En líneas generales tienes cuatro formas básicas de abastecerte. La primera de ellas es el depósito, en el que cuando alguien que quiere vender un producto te lo deja a ti para que te encargues de la venta. Una vez que hayas dado salida al objeto, tú te quedas una parte de la ganancia y entregas la otra parte a quien era el propietario del objeto vendido.
Otra opción es la compraventa, en la que tasas el producto que te ofrece una persona, se lo compras y luego tú lo pones a la venta. Y junto a estas tienes las opciones de acudir a subastas (esto será posible o no según el sector en el que trabajes) o comprar lotes de establecimientos que hayan cerrado.
Solucionado el problema del abastecimiento, debes dotar a tu negocio de una imagen de calidad. No por vender productos de segunda mano deben presentarse ante el posible cliente con un aspecto descuidado. Y no se trata solo de una buena presentación en la tienda, también de adquirir productos que sean de calidad y estén en buen estado.
Es importante contar con un establecimiento bien iluminado, con una decoración bonita y con todos los productos adecuadamente ordenados. Se trata, en definitiva, de que el cliente no note la diferencia entre una tienda que ofrece artículos nuevos y otra especializada en artículos usados.
Además, es imprescindible estar al tanto de la normativa relacionada con la compraventa de segunda mano y cumplir con todos los requisitos legales para poder tener un establecimiento de este tipo.
Si hay un producto que tiene demanda y estás seguro de que puedes abastecerte bien de él, montar un negocio basado en la venta de productos de segunda mano puede llegar a ser una muy buena idea.