El desastroso camino que Abengoa ha tomado durante demasiados años llega a un punto de inflexión con dos salidas: o la quiebra, o la conversión en un festín para el Santander y el fondo KKR del que solo quedarán los huesos. En realidad hay una tercera opción, la más utópica, en el caso de que los minoritarios se hiciesen con el control de la compañía el 4 de marzo, consiguiendo así algo de voz y voto en el proceso.
Tras una tercera petición de refinanciación el pasado agosto que agotó su fecha límite con un consejo envenenado (el presidente de la empresa Juan Pablo López-Bravo ‘traicionó’ a los accionistas al ponerse del lado de los bancos aun cuando fue nombrado para luchar contra ellos), los prestamistas han cortado el grifo de una vez por todas, obligando a la energética ahogada en casi 6.000 millones en deudas a declarar concurso de acreedores.
El trato con el Gobierno, tanto regional (Junta de Andalucía), como estatal, no ha funcionado: la Junta ocultó la mano con la que iba a dar 20 millones a la empresa, mientras que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, retiró su oferta de 400 millones en ayudas debido al arrepentimiento del gobierno andaluz y a la negativa de la banca a ampliar plazos.
Solo una pieza de Abengoa sigue resultando atractiva por ser la que aglutina los negocios rentables y los mejores patrimonios: Abenewco 1, la filial a la que fueron desviándose todos los activos más potentes de la multinacional. No obstante, y según señala el abogado experto en derecho concursal Carlos Pavón, en declaraciones a MERCA2, el traslado de activos de la matriz a la filial joya de la corona se habrá hecho “a la baja”, dado que el trasvase ha de hacerse a valor de mercado, y los bancos no estarán dispuestos a envolverse en algo que pudiera ser similar a lo que ocurrió con Rumasa. Movimientos de este tipo nunca son “positivos”, indica, pero pueden ser parte de su plan de gestión de crisis.
En caso de que la sevillana acabase, finalmente, en liquidación, “será porque Santander y KKR lo tenían previsto”, señala Pavón, dado que son ellos los actores con mayor poder en este proceso, junto al fondo Blue Mountain y las entidades CaixaBank, Bankia o BBVA.
De adoptarse el trato con la banca propuesto por el Consejo “traidor” encabezado por Gonzalo Urquijo, los accionistas minoritarios verían cumplida su peor pesadilla. Su participación en Abenewco 1 se vería reducida del 77% a un 2,7%. Es decir, perderían lo único jugoso de la compañía, para entregárselo a Ana Botín, el fondo estadounidense KKR y el resto de bancos partícipes.
Con 3.000 empleados en España y unos 14.000 en todo el mundo, Abengoa es una compañía de ingeniería con presencia en multitud de países que había sido insignia de Andalucía y su Sevilla natal y que, tras agotar sus cartas, se encuentra al borde de la que sería la segunda mayor quiebra en la historia de España solo por detrás de la de Martinsa Fadesa.
La escondida de mano por parte de la Junta fue la bomba que terminó de finiquitar la esperanza para los minoristas. Esos 20 millones de ayuda formaban parte de todo un acuerdo que, tras no cumplirse esa línea, voló por los aires. Acuerdo en el que venían incluidos los 400 millones del estado a través de créditos ICO y CESCE, además de un cambio dentro de la estructura por el que Abenewco 1 pasaría a ser la cabecera de la multinacional.
CHOQUE ENTRE ACREEDORES Y GOBIERNOS
Pero todo eso quedó en papel mojado. “Ninguno tiene la culpa de lo que ha ocurrido”, señala el abogado entrevistado, en referencia a la Administración y a los acreedores. Por un lado, los bancos llevan observando una gestión nefasta de la compañía durante largo tiempo, con el expresidente Urquijo presentando las cuentas de 2019 de la compañía con un año de retraso, algo impensable para una firma en Bolsa hasta que la CNMV la castigó el pasado 14 de julio suspendiendo su cotización.
“Los acreedores no tienen ninguna obligación”, defiende Pavón, agregando que “si el deudor hace las cosas bien puede justificar que la pandemia” ha afectado extraordinariamente su actividad, ‘excusa’ a la que no puede adherirse la sevillana porque desde 2017 venían siendo evidentes sus problemas, cuando se sometió a su primera refinanciación de deuda. Por otro lado, la Administración, que en palabras de la ministra de Hacienda asegura que ha hecho sus “deberes”, puede también abstraerse del asunto porque tienen sus propios asuntos que atender, más con la crisis debido a la pandemia.
Preguntado por cómo podría tratar de impedir el colectivo de acreedores el nombramiento de Clemente Fernández, expresidente de Amper, como líder de Abengoa SA, principal objetivo de los minoristas que podría verse materializado en la junta de accionistas del 4 de marzo, Pavón señala que poco tienen que decir los bancos dado que, “a nivel societario, quien pone o quita a los cargos siempre son los accionistas”. No obstante, recuerda que tener la mayoría no significa tener la capacidad de “hacer lo que quieras”.
LOS MINORISTAS, A CONTRARRELOJ PARA DETENER EL PROCESO
Con todo ello, los minoristas sindicalizados bajo el colectivo Abengoashares, con más de un 10% del capital social de la matriz, lo tiene difícil para conseguir el 37% de participación en Abenewco 1 que quieren obtener en lugar del 2,7% propuesto. Los acreedores, en definitiva, son los que tienen el poder para decidir cómo abordar la situación. “Entre bancos se entienden mejor” que mezclando a la Administración, como destaca Pavón, y dado que los activos de Abenewco 1 siguen siendo atractivos, los acreedores intentarán sustraer de esta la deuda de la matriz que “van a dar por perdida”. No obstante, esto también es peligroso ya que el de Abengoa es un drama que viene de lejos.
El aguante de Abengoa depende de lo comestible o viable que los fondos consideren Abenewco 1. Pero esto son malas noticias para los minoritarios, atrapados en el oscuros fondo de la matriz del que solo podrán elevarse si el 4 de marzo consiguen destituir a López Bravo. Los más de 1.000 minoristas de la compañía denuncian que, de aceptarse el plan de refinanciación propuesto, el Consejo representante de Abengoa SA “estaría de forma desleal, decidiendo en contra de la sociedad que dicen representar, y configurando una sociedad de activos tóxicos, inviable”.