Poder condonar deudas con Hacienda y con la Seguridad Social es una de las grandes aspiraciones de los autónomos. No por un mero capricho o por irresponsabilidad, sencillamente porque los profesionales por cuenta propia están expuestos a muchos riesgos y, si su negocio fracasa, pueden llegar a perderlo absolutamente todo.
Desde hace unos años la Ley de Segunda Oportunidad se perfila como la mejor opción de aquellos profesionales que han llegado a un punto en el que ya no les es posible hacerse cargo de las deudas que tienen pendientes. Ni siquiera liquidando todo su patrimonio podrían pagar todo lo que deben. Pero, como ocurre siempre con la legislación, tiene defectos que hay que subsanar.
6Hacia una reestructuración más sencilla
La Ley de Segunda Oportunidad permite a los autónomos con deudas liquidarlas, pero esto no supone necesariamente el fin de su actividad. La idea es que los afectados puedan depurar su situación financiera y luego seguir con su negocio partiendo desde cero, aunque haciendo los ajustes necesarios para evitar que la situación se vuelva a repetir.
Para que esto sea posible hace falta un sistema de reestructuración que sea mucho más sencillo, más accesible para los afectados y también más rápido. Porque un procedimiento largo solo empeora más la situación y aboca al negocio hacia la liquidación. En esta misma línea va la Directiva Europea 2019/1023, que busca establecer un procedimiento de remodelación de empresas y autónomos con dificultades financieras mucho más sencillo, a fin de evitar las insolvencias de aquellos negocios que todavía tengan visos de llegar a ser viables.