Se ha cumplido el peor de los escenarios, el que previó UGT y el que le llevó a no firmar el acuerdo del ERE que si apoyaron el resto de sindicatos de Ibercaja. Su mayor temor era que se apuntan más trabajadores de la cifra pactada y entonces empezaran las reubicaciones traumáticas, algo que ya ha ocurrido antes.
Precisamente esta es la situación en la que se encuentran ahora, Ibercaja recibió la semana pasada 809 solicitudes para acogerse a un ERE pactado para la salida de 750 empleados del banco. “Que el grado de aceptación sea superior, suele ocurrir en cada proceso”, explican desde UGT a MERCA2. El problema es que al haber un exceso de voluntarios, “nos encontráramos con unas decenas de involuntarios que pueden ser despedidos por no poder asumir un traslado”, añade.
Para evitar que ocurriera esto, la representación sindical trabajó intensamente durante la negociación del ERE y presentó una propuesta “digna y justa” para la plantilla. Pero en su opinión, Ibercaja no hizo más que dilatar el proceso todo lo posible para forzar a los sindicatos a negociar a última hora, sin tiempo y apresuradamente. De hecho, el ERE de Ibercaja se cerró `in extremis´ en la madrugada del sábado 16 al domingo 17 de diciembre, exactamente a las 4:00 horas y después de 72 horas de intensa negociación.
REUBICACIONES TRAUMÁTICAS
El objetivo del sindicato siempre ha sido, que al menos, la movilidad por el cierre de sucursales bancarias (van a cerrar 199) no fuera traumática y que se pudieran acompasar con las salidas voluntarias de trabajadores, es decir que no sean forzosas.
Este “es el primer paso para minimizar los daños del propio ERE y de quiénes han expresado su deseo de salir”, recuerdan. Sin embargo ahora, observan que hay solicitudes que no podrán verse atendidas y si hubiera un acuerdo como el que plantearon en diciembre no habría movilidades traumáticas.
También revindican que UGT no esté en el comité de seguimiento del ERE. Esto se produce porque el sindicato no firmó, pese a ello advierten que estarán vigilantes pues el resto de representantes de los trabajadores y el banco, parecen estar actuando como una comisión secreta y no comunican como avanzan.
Además están estudiando con la asesoría jurídica si interponer una demanda, pues estuvieron desde el principio de las negociaciones y hay sentencias que admiten que los sindicatos estén también en la comisión de seguimiento aunque no firmaran estar de acuerdo.
¿QUIÉN TIENE PREFERENCIA?
UGT destaca que hay un nivel de preferencia en el acuerdo -pactado por los distintos colectivos- para establecer qué grupo sale, qué grupo debe esperar y qué grupo ya debe olvidarse de poder salir. Es decir, para decidir cuál de las 809 solicitudes se aprueba. Una decisión que e comunicarán el próximo 12 de marzo, aunque no todas, tienen que dejar un margen del 5% para las movilidades.
El problema está en que el acuerdo solo contempla esa preferencia como “grupo” y no detalla un criterio de orden de salida dentro del grupo. Como evidentemente no todos podrán salir, entonces se preguntan ¿Cuál será el protocolo?
Por ejemplo, el colectivo de los nacidos entre el año 58 y el 64 están antes que otros, pero nadie ha establecido dentro de ese colectivo, en qué orden se asignan las plazas de salida. En resumen, la solución no está en el acuerdo, así que no se puede interpretar nada, sino que deben negociar una solución “clara, transparente y lo más justa posible”. Y en ese proceso “deberíamos participar todos”, reclaman. A su vez solicitan que acaben con la inquietud de la gente “lo antes posible”.
UN ERE ATRAVESADO
Este no ha sido el único ERE de Ibercaja, el banco lleva recurriendo a ellos desde que en julio de 2013 adquirió Caja3. Después, cada año entre 2013 y 2015, hubo uno y en total, la entidad aragonesa prescindió de casi 800 trabajadores en ese tiempo. En mayo de 2017, de nuevo, el banco y los sindicatos, llegaron a un acuerdo de “bajas incentivadas voluntarias” para 590 empleados.
El problema llegó hace justo un año, en febrero de 2020, cuando la entidad volvía a anunciar un nuevo ERE para 550 trabajadores y el cierre de 160 oficinas. El periodo formal de consultas empezó en marzo, pero ante la crisis del coronavirus se decidió aplazar y terminaron cerrando la mesa de negociación en mayo.
Ya en octubre, Ibercaja retomaba el ERE y elevaba la cifra a 790 salidas de trabajadores y el cierre de 220 oficinas. Tras lo pactado en diciembre, las salidas se han reducido a 750 y las oficinas a 199. Ninguna de las dos es inminente, de hecho la entidad tiene previsto llevarlo a cabo a lo largo de 2021 y 2022, pero este ERE se les está atravesando. Por una parte todos los sindicatos coinciden en que este ha sido el más duro por el goteo de información, además estuvieron más de un mes y medio negociando para una cuestión que se podía resolver en una semana. Y después está la gestión de estas salidas, con los antecedentes que tiene el banco todo apunta que habrá reubicaciones traumáticas.